© Lázaro David Najarro Pujol

Presentación



Fuimos afortunados de navegar en la adolescencia, por el seductor mar del Archipiélago de los Canarreos durante los últimos años de la década del 60 del siglo XX. Afortunados de deleitarnos o contemplar extático, en aquellas tardes y mañanas soleadas, el hermoso paisaje marino o zarpar a distintos sitios en las noches a veces tenebrosas o a veces iluminadas por una Luna intensamente resplandeciente y plateada.
Es un fascinante recorrido a un Archipiélago a veces verde-azul a veces intensamente azul oscuro. Es un seductor viaje a una Isla Azul en el que podemos apreciar la capacidad extraordinaria que tiene la naturaleza de fascinarnos con sus encantos.
Una expedición marina a bordo de disímiles de embarcaciones pesqueras seguidas por tiburones, gaviotas y cardúmenes de todo tipo de peces para indagar sobre la historia de estas ínsulas que, en junio de 1492, fue trayecto de Cristóbal Colón con sus tres famosas carabelas: La Niña, la Pinta y la Santa María.
Pretendemos mostrar en esta fascinante navegación por acogedores hospedajes naturales ese perfecto equilibrio entre la flora, la fauna, las cavernas y los barcos hundidos habitados por disímiles peces. Barcos hundidos y sepultados para siempre en los aplanados fondos de lodo que propician esa gran pluralidad de maravillosas especies que coexisten en toda esa zona de arena y arcilla de poca profundidad. Sitios de encantos, con grandes dunas arenosas, llenos de cocoteros y uvas caletas, donde predomina un clima saludable y agradable.
Parajes que se distinguen por mantener los mismos atributos que les concedió la naturaleza, con ese elevado grado de conservación; parajes dotados de grandes barreras coralinas en toda esta seductora extensión del Archipiélago cubano compuesta por una inmensa ciénaga cubierta de pintorescos cayos y mangles de diferentes variedades, «donde el aire realmente se percibe con esa extraña y a la vez hipnotizadora combinación de leves brisas y vientos alisios», como apuntamos en el texto.
Aspiramos hechizarlos en esta excursión y convertirlos en protagonistas en el descubrimiento de un paraíso mágico y maravilloso conocido por los Canarreos. Un promontorio que un día el sol, la lluvia y el viento comenzaron a modeladlo.
Rememoraremos los tiempos en que los jóvenes, además de soñar, nos dábamos a la tarea de revolucionar la naturaleza. Queremos que nos acompañen en este andar por una Isla Azul en la que coexiste una combinación de las más descollantes plantas autóctonas y exóticas en una especie de selva que crece de manera pródiga.
Nos sumergiremos en los planos submarinos con el afán de localizar arrecifes coralinos de extraordinaria belleza y virginidad y buscar esa diversidad de especies, esponjas tubulares y cuevas sumergidas.
Viaje a la Isla Azul es la invitación a recorrer, en medio del embrujo, esos parajes prácticamente vírgenes, elegantes y espectaculares de la Reina de las Antillas. Como escribió el cronista español Antonio Perpiñá en el siglo XIX: «país de las palmas, de las brisas y de los perfumes […].la frondosidad de sus bosques, la hermosura de sus aves, lo pintoresco de sus montañas, lo sorprendente de sus cuevas, y lo ameno de sus esteros y de sus oasis sembrados en sus mares formando archipiélagos deleitables, bellos y encantadores».
El autor
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1 Antonio Perpiñá: El Camagüey viajes pintorescos por el interior de Cuba y sus costas. J .A. Bastinos, Barcelona, 1889, p., 7.

Mirar al mar



La Habana del Este es un poblado costero de gente sencilla y cautivadora donde predomina un clima saludable y muy agradable.
A nuestras espaldas las olas del mar se levantan al chocar violentamente con los arrecifes de La Habana del Este. Es de madrugada. En el horizonte se divisan centenares de luces sobre la superficie de las aguas marinas. Corresponden a las boyas de los palangres y a pequeñas embarcaciones que se encuentran en labores pesqueras. La fría hostilidad de la madrugada me golpea y penetra por todo el cuerpo. Octubre se nos presentaba espléndido en esta madrugada un tanto húmeda, un tanto apacible.
La ciudad duerme envuelta en las delicias de la calma y el silencio, con la excepción de algunos trabajadores que se dirigen a sus labores.
En La Habana del Este, moderna ciudad construida después del triunfo de la Revolución cubana, sopla una brisa suave y fresca característica de las costas norteñas en estas horas de la madrugada. Se alzan enormes bloques de viviendas sociales ejecutadas por micro-brigadas de construcción integradas por trabajadores de disímiles actividades.


La ancha avenida de dos vías, dividida por una hilera de cocoteros, le imprime a esta área una extraordinaria belleza. Es un poblado costero de gente sencilla y cautivadora donde predomina un clima saludable y muy agradable.
Nos reconforta a todos disfrutar permanentemente del paisaje: las aguas azules del mar y la brisa fresca que se siente desde que salimos del túnel de La Habana (construido bajo La Rada), al extremo oeste de la ciudad.
La comarca limita al Norte con las aguas del Estrecho de la Florida, al Sur con Guanabacoa, al este con Jaruco y Santa Cruz del Norte y al oeste con la Bahía de la Habana, donde está el Castillo del Morro.
Me cuentan que la ciudad tiene una rica historia: existieron, como en toda la Isla, poblaciones de aborígenes (agroalfareros y preagroalfareros) y ocurrieron conquista y colonización española, encomiendas y esclavitud.
Recuerdo las clases de las profesoras y profesores en relación con ataques de corsarios y piratas, la toma de La Habana por los ingleses, las sublevaciones abolicionistas, la existencia de cimarrones y apalancados, las conspiraciones y guerra de independencia y la tristemente intervención norteamericana. Pero el sitio, devenido después ciudad, tuvo lucha clandestina contra la dictadura, toma del poder por el gobierno revolucionario, medidas populares, alfabetización, reforma agraria y nacionalización de las compañías de Estados Unidos.


Desde esta bella ciudad corremos cada amanecer hacia el este, hacia el Torreón de Cojímar (una extensión de las defensas de La Habana), cuya fecha de fundación apunta al 15 de julio de 1649, cuando quedó establecido el primer asentamiento poblacional del territorio; Torreón que fue destruido en 1762 por los invasores ingleses; pero nuevamente rescatado de las ruinas y convertido en el Castillito de hoy.
Cojímar o Boca de Cojímar se nos presenta como uno de los poblados de pescadores más pintorescos y agradables del mundo, donde se alzan majestuosamente viejos casones.
La ciudad fue muy frecuentada por el escritor norteamericano Ernest Hemingway, y calificada por él como su patria chica.
En un rústico muelle de Cojímar el escritor tenía acoderado su yate Pilar y se inspiró para escribir El viejo y el mar, Adiós a las armas, Las nieves del Kilimanjaro y ¿Por quién doblan las campanas? Ernest Hemingway solía degustar, en el restaurante Las Terrazas de Cojímar, exquisitos platos confeccionados con mariscos.
Dirigimos nuestra vista ahora hacia el oeste, donde se distingue gallardo el Castillo del Moro, fortaleza de leyendas, que anuncia en su faro la señal que da paso al visitante, desde los muros umbrosos de la vieja ciudad hacia las nuevas urbanizaciones allende el mar.
Esperamos la llegada del sol. Ya los cocoteros no son bultos oscuros. Está clareando. Muy cerca de mí, se encuentra Onelio Barzaga Quiroga adivinando el número de la placa de un ómnibus de la ruta 68 que viene bajando la avenida para detenerse en la parada que está frente a la escuela Carlos Adán Valdés. La mayoría de las veces acepta el número del ómnibus. Esa, y hablar de veleros y de navegaciones imaginarias son sus aficiones. Quiere ser capitán de barco, pero no había ingresado en el curso de patrón sino del cultivo de la esponja como yo. No tenemos la edad suficiente para capitanear un buque pesquero.
Hemos arribado al final del curso con muchos esfuerzos, principalmente yo aquejado por las sistemáticas crisis de asma. A veces, para no ser molestado por los instructores, me escondía en el húmedo closet del apartamento donde ubiqué un colchón de muelle que sustituía mi cama tras activarse el timbre, con la complicidad de Santiago Lastre, Miguel Aragón y mi hermano Manuel de Jesús.
Generalmente con la puesta del sol disminuye el asma. Las carreras hasta el Torreón de Cojímar, cuando tengo controlada la crisis, me asientan muy bien. Principalmente me enfermo en las temporadas invernales.
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2 Ya en la segunda mitad del siglo XVI viven y se mezclan en este territorio indios, negros y españoles con la presencia del régimen esclavista. La industria azucarera se inicia en el territorio en 1603 con el primer cachimbo en la zona de Cojímar y se desarrolla de forma ascendente hasta su punto de máximo esplendor en el siglo XIX cuando este territorio llegó a contar con unos 20 ingenios, ubicados en las zonas de Guanabo y Campo Florido. Las acciones bélicas más importantes de la toma de La Habana por los ingleses ocurrieron en La Habana del Este como los desembarco en las cercanías de Bacuranao y Cojímar con la destrucción de sus torreones, la toma de la loma de La Cabaña y del Castillo del Morro. La importante sublevación abolicionista de José Antonio Aponte el 15 de marzo de 1812 que tenía carácter nacional tuvo por centro la zona de Peñas Altas, lugar donde se alzó el propio Aponte y sus más cercanos colaboradores. La Guerra de Independencia de 1895 tuvo gran repercusión en el territorio en el cual ocurrieron hechos importantes como la toma en dos ocasiones del pueblo de Guanabo, el ataque a Campo Florido, la quema de cañaverales, ataques a trenes, desembarco por las costas de 3 expediciones mambisas y otras acciones. Este territorio fue parte del teatro de operaciones militares del Regimiento Habana de Caballería, de la División Norte Noreste, del 5to.Cuerpo del Ejército Libertador. En este territorio combatieron el Mayor General José María Aguirre, el General de División Rafael de Cárdenas Benítez, y el Coronel Néstor Aranguren Martínez, caído este último en La Pita, en los alrededores de Campo Florido. Otro jefe mambí, el General de Brigada Alfredo Rego Alfonso, nació, vivió y murió en Campo Florido, aunque combatiera en la región central del país. También una de las primeras acciones bélicas de la denominada guerra Cubano-Hispano-Norteamericana ocurrió en la zona Norte de La Cabaña. Tres de las localidades del territorio se fundaron durante la colonia: Cojímar (15 de julio de 1649) aunque realmente existía como sitio poblado desde el siglo anterior; Guanabo (26 de julio 1803) y Campo Florido (27 de mayo de 1868).http://es.wikipedia.org/wiki/Habana_del_Este

Hemingway y una mítica aventura marítima


Cayo Romano sitio de encanto, con miles de flamencos y grandes dunas arenosas en los ribazos, llenos de cocoteros y uvas caletas, es una de las reiteradas excursiones marinas del escritor.
Las visitas a Cojimar o al restaurante Las Terrazas, donde solía comer el novelista con su amigo Gregorio, el capitán del yate Pilar, nos motivaron a conocer sobre ese gran hombre que supo regalarnos esa bella obra titulada El Viejo y el mar.
En la Boca de Cojímar siempre estuvo el Pilar y su eterno patrón (capitán), el pescador cubano Gregorio Fuentes, en quien encontró Ernest Hemingway (1899-1961), una inspiración para escribir esa fascinante novela. Precisamente fue aquí en Cojímar donde famoso novelista conoció, en 1928 a Gregorio Fuentes (hijo de Lanzarote, en España, donde nació el 11 de julio de 1897, y de Cojímar, en La Habana, donde ha pasado la mayor parte de su vida). Pero no fue hasta diez años después que Fuentes se convirtió en el patrón del yate Pilar, fabricado de caoba y roble, con una eslora de 11,86 metros y manga de 3,65 metros.
La trilogía: Ernest, Gregorio y el Pilar navegaron por los escenarios reales de la otra novela del escritor: Isla en el Golfo.
¿Cuántas veces desde Cojímar inicio escritor norteamericano Ernest Hemingway incursiones hacia el iceberg conocido en el norte de Cuba como Cayería de Romano? Incursiones que permanecían ignoradas, desconocidas, no estudiados hasta hoy, y que tienen una relación con la obra y la vida del autor del Viejo y el mar en la mayor de las Antillas, a lo largo de más de tres décadas.
El escritor Enrique Cirules, quien me revela estos secretos, se ha dedicado a estudiar la presencia de Hemingway en Cuba; sus aventuras y experiencias en el remoto y paradisíaco archipiélago de la zona norte de Camagüey.
Cirules nos narra que Hemingway se aficionó a la fabulosa Habana desde 1929, cuando realizó su segunda escala en la capital cubana, esta vez por espacio de casi dos meses. Por esos días Hemingway conoció a una de las mujeres más esplendorosas e imprevisibles de la época, con las que sostuvo intensos y escandalosos amores.
Estas experiencias le permitieron a Hemingway conformar algunos personajes femeninos, en obras como La breve vida feliz de Francis Macomber, y en la novela Tener o no tener, editada en 1937.


Cirules nos revela además que el mito Hemingway en Cuba no sólo se inició cuando el autor de Adiós a las armas comenzó a adueñarse de calles, plazas, bares, cantinas y restaurantes, hoteles y embarcaderos de la capital cubana; sino a partir de 1930, cuando empezó a realizar expediciones marinas cuyos destinos eran la mítica cayería de Romano; primero con el yate Anita, y su compinche, el contrabandista Joe Rusell, dueño del Slopy Joe de Key West; después en una goleta de dos palos, propiedad de una familia adinerada de La Habana; y a partir de 1934, con el yate Pilar.
Estas continuas navegaciones hacia la cayería de Romano, durante la década del treinta, le permitieron a Hemingway relacionarse con aquella extensa región costera desde una época muy temprana. Fueron parajes que Hemingway comenzó a visitar una y otra vez. Eran sitios de encanto, con miles de flamencos y grandes dunas arenosas en los ribazos, llenos de cocoteros y uvas caletas.
Luego de sus recorridos por los cayos, Hemingway dejaba las ensenadas y caletas de Romano y penetraba en la espaciosa bahía de Nuevitas, echaba el ancla en el embarcadero de El Guincho y se alojaba en alguno de los hospedajes que se encontraban a la orilla del mar.
Eran edificaciones construidas con maderas preciosas, que poseían balcones y terrazas, pisos encerados, y habitaciones con ventanales que daban a los rumores de la mar, a sotavento de la afamada taberna de Agustín el Tuerto. Allí podía beber y comer de todas las exquisiteces marinas, antes de partir en el tren del alba en busca de la mítica Santa Maria del Puerto del Príncipe; ciudad de calles torcidas, adoquinadas, con tantas iglesias y plazas y antiguos conventos.
Era usual, por entonces, que Hemingway y sus compinches recorrieran muy de mañana aquella vieja villa señorial, con sus caserones coloniales, de variadas columnatas interiores, aleros de tejas francesas, y enormes tinajones en los acogedores patios floridos.
Después volvían de nuevo al embarcadero de El Guincho, a los viejos muelles de madera, a las calles de piedras que comenzaban sobre el mismo ribazo, a la sombra de los cocoteros y uvas caletas, a la vista de los almacenes coloniales del puerto, construidos con cales y rocas coralinas, a la pequeña ciudad de San Fernando de Nuevitas que ascendía por la colina, entre los verdores de la vegetación, hasta coronar esa elevación donde se encontraba una antigua iglesia amarilla; iglesia de dos torres, construida a retazos por un maestro catalán.


Fue en el puerto de Nuevitas, en el embarcadero de El Guincho, sobre los ribazos de cayo Sabinal (en aquellos acogedores hospedajes, cantinas, tabernas, hoteles y sitios de mundo) que el escritor entró en contacto con uno de los sitios más fascinantes del Caribe.
Allí, en aquella comarca marina, cuando se inició la Segunda Guerra Mundial, Hemingway emprendió, con un grupo de amigos y compinches, una de las más insólitas aventuras que escritor alguno haya realizado en el siglo XX: perseguir submarinos alemanes a bordo de un yate de recreo, sobre los cantiles de Romano, por espacio de casi dos años, entre 1942 y 1943.
Enrique Cirules nos reconstruye los antecedentes en los que se inspiró Hemingway para escribir en Islas en el golfo esa apasionada persecución de un grupo de submarinistas alemanes por entre cayos, islas, bajos, canales y canalizos de la región central de Cuba.
Cirules nos habla sobre las operaciones de guerra en el canal de las Bahamas, nos revela la existencia de un tercer submarino alemán hundido en aguas de América durante la Segunda Guerra Mundial.
El combate con este submarino, a tres millas de Faro Maternillos, le sirvió de inspiración a Hemingway para escribir la parte final de su magnifica novela. Todos estos elementos contribuyen a una comprensión más profunda de la personalidad de Hemingway.
Además de estos aspectos, aparecen los mitos y leyendas que rodeaban a la villa de Versalles (ciudad costera fundada a fines del siglo XIX por emigrantes franceses) en la zona más oriental de cayo Romano, sitio que tanto Hemingway conocía; están también, los pescadores de la comarca, incluso los que trataron de negociar con el novelista un antiguo mapa pirata, para inducir a Hemingway a la búsqueda de tesoros perdidos.
En estas historias, nunca antes rastreadas, se encuentran aspectos esenciales que Ernest Hemingway retomó años más tarde para escribir la más autobiográfica de sus novelas: Islas en el golfo.
Por sus investigaciones, Cirules contiene la visión que sobre Hemingway poseían los pescadores, tortugueros, emigrantes, rufianes, viajeros y navegantes, y sobre todo los taberneros de la ensenada de El Guincho, que durante muchos años entraron en contacto con el autor de El viejo y el mar.
Están presentes la famosa taberna de Agustín el Tuerto, a la que a menudo Hemingway recalaba; las evocaciones que se realizaban en un extraño y fascinante hospedaje que extendía sus balcones y terrazas hacia el mar; regenteado por una mujer a la que todos conocían por la «colombiana»; el esplendor de El Gato Negro, el más exquisito restaurante marino de la comarca, el hotel de Filgueras, sitio de festines y jolgorios, al paso de capitanes de navíos, marineros de la Armada, jugadores y fulleros, aventureros y navegantes.
Están el misterio y encanto de La Gloria City y Palm City (ciudades de norteamericanos y alemanes, fundadas a principio de siglo XX en el norte de la llanura camagüeyana), en los días en que Hemingway realizaba sus operaciones de guerra en las costas de este fabuloso archipiélago, con el mayor coto de caza y pesca del Caribe, caballos salvajes, jíbaros, venados, y enormes bandadas de flamencos y garzas, y la siempre cercana y feroz presencia de los tiburones.
A través de una hermosa y cautivante narración, Cirules nos hace imaginar los barcos torpedeados, submarinos hundidos, entre pasiones y aventuras, con el perfil mítico del más universal de los escritores estadounidenses.
Estos elementos, presentes en la vida y la obra del gran escritor norteamericano, que nos revela Enrique Cirules, constituyen un amplio enriquecimiento al universo narrativo que Hemingway abordó en la más espléndida de sus novelas: Island in the Stream escrita en 1947, y que nunca entregó a sus editores .
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3 El escritor, en el testamento, le dejó a Gregorio el yate Pilar. Pero Gregorio no podía garantizar la seguridad del barco y se lo donó a la Revolución y hoy se encuentra en el museo Finca Vigía, en el suroeste de La Habana.
4 Novela de la II Guerra Mundial que se publicó (revisada, corregida, quizá mutilada) 10 años después de su muerte.

Magnitud de coral


El centro del Golfo de Batabanó presenta un aplanado fondo de lodo, que propicia una gran pluralidad de maravillosas especies y numerosa población de peces que coexisten en toda esa zona de arena y arcilla de poca profundidad.
A las asignaturas dedico muchas horas de estudios. Aún no he cumplido los 15 años de edad y estoy evitando que me regresen a mi casa. Una suspensión de una asignatura podría ser el motivo. Estoy perfectamente consciente que los estudios me pueden dar la oportunidad de permanecer en la escuela, aunque una profesora muy joven, Blanquita, me consiente las llegadas tarde al aula. Me consiente porque jamás obtuve una nota reprochable en las pruebas de gramática. Es un encanto no solo por su belleza física sino además por su amabilidad y sencillez.
—Cuando vayan a realizar las prácticas, yo seguiré con ustedes impartiendo mi asignatura —así nos prometía frecuentemente.
Con la llegada de un nuevo día recibimos también la buena nueva. Se corre la noticia de que nos tienen una sorpresa. Hemos concluido la etapa de preparación teórica. Anonadado con el esplendor de esta ciudad marina y envuelto en la contemplación de los cocoteros no me percato de la presencia del director de la escuela. Sus palabras me sustraen del abismado:
—¡Compañeros! ¡Compañeros! Muchachos. Atiendan acá: el Departamento de Capacitación del Instituto Nacional de la Pesca nos orientó seleccionar a los alumnos con mejores resultados docentes para iniciar las prácticas de marinería en Cayo largo del Sur. Allí van a superarse. Con ustedes también viajarán los profesores de las asignaturas técnicas.
Muchos de nosotros no conocemos de cerca las riquezas, las perspectivas y los secretos del mar, aunque nos criamos en la costa. Por eso la noticia penetró con satisfacción en cada uno de los 42 corazones.
— ¡Caballero, recojan que nos vamos!
La voz recorre las ocho plantas como un rayo de luz.
— ¡Recojan que nos vamos!
El ómnibus que nos conducirá hasta el Surgidero de Batabanó espera por nosotros. En la recepción del edificio 54 se destaca la foto de Carlos Adán Valdés y un almanaque con un buque pesquero donde se marca el día 9 de octubre de 1968.
Las amistades que habíamos hecho en La Habana del Este ahora están alrededor del ómnibus para darnos la despedida. Nos intercambiamos algunos objetos como muestra de cariño. Nos despedimos de las muchachas y los muchachos en medio del mayor entusiasmo
Partimos hacia el Surgidero de Batabanó buscando el suroeste. Recorremos un largo tramos de frondosa vegetación y maravillosos paisajes de grandes alamedas... Cincuenta y cinco minutos más tarde dejábamos a la izquierda el pueblo de Batabanó.
Pasada las diez de la noche hicimos nuestra ruidosa entrada a la pequeña comunidad pesquera, aún envuelta en los sonidos de una demarcación que está de fiesta; con plácidos olores a comidas marinas, a lechón asado y a cerveza. Percibimos la fragancia del mar, el efluvio de los barcos y la humedad características de las costas cenagosas. Todas estas emanaciones de las costas forman una gran armonía con las bellezas y encantos del Surgidero. La naturaleza ha favorecido sus terrenos comúnmente llanos y muy fértiles, con los ríos Santa Gertrudis, San Felipe, San Juan, Pacheco y Guanabo.


Transitamos lentamente por las calles del Surgidero. Apreciamos la emblemática iglesia y el hotel Dos Hermanos desde donde se escucha el golpeo suave del oleaje contra el espigón. El aire, fresco y agradable, riza las suaves olas que se deslizan y besan el espigón…
El Surgidero tiene una rica historia, como todos los poblados de pescadores de Cuba.
Como nosotros, pero durante un caluroso día de junio de 1492, Cristóbal Colón navegó con las tres famosas carabelas hasta el entonces desconocido Golfo de Batabanó, indiscutible puente entre el Surgidero y la Isla de Pinos.
A diferencia de nuestro grupo, el almirante observó una amplía población indígena amante de la caza y la pesca y que llamaban originariamente a estos parajes como Matamanó (como señal de perdón a los españoles para que no los mataran), aunque algunos estudiosos se inclinan por el nombre de Bataguanó, que significaba la residencia del Cacique…
Cuentan asimismo que esos habitantes eran experimentados agricultores y excelentes ceramistas. El Almirante Genovés admiró la verde vegetación compuesta generalmente por mangle rojo y una flora y una fauna muy virgen.
El puerto, fundando en 1688, ha tenido una marcada vinculación con los hechos históricos más importantes ocurridos en Cuba: la Guerra de 1868, las batallas libradas por el General Antonio Maceo, las consecuencias de la reconcentración de Weyler y las deportaciones hacia la Isla de Pino de José Martí, Evangelina Cossío Cisneros y Fidel Castro, este último junto con los demás combatientes.
Desde el Surgidero de Batabanó salen disímiles flotillas de barcos con destino a la Isla, Cayo Largo del Sur y el Golfo de Batabanó… Embarcaciones pesqueras, de pasajeros, cabotaje y de exploraciones marinas.
Se desarrolla en el área la extracción de la esponja y la captura de langosta, esta última denominada por sus atributos, características y propiedades como la Reina del Caribe o la Dama del Cristal.


En el Surgidero de Batabanó nos enrolamos en dos embarcaciones. Allí se nos une Blanquita y otros profesores.
— ¡Ven como cumplí mi promesa!
Todos los dimos un ¡Viva Blanquita!
Pronto trazaremos rumbo hacia Cayo Largo del Sur, situado en pleno mar Caribe, en el extremo oriental del archipiélago de los Canarreos. El Patao se nombra nuestro barco. Soltamos las amarras y poco a poco alcanzamos al otro barco que ha salido unos minutos antes que el nuestro. Ya entrada la madrugada lo perdemos de vista por la neblina.
Por doquier se pueden observar, con la ayuda de los relámpagos o los potentes reflectores, unos puntos oscuros en el horizonte. Son las cayerías. De vez en cuando aparecen las balizas que guían nuestro paso. El casco de El Patao, pintado de gris y blanco, se desliza por las tranquilas aguas del Golfo de Batabanó. Nuestra embarcación se levanta suavemente para después caer y provocarnos una sensación de mareo.
En popa, algunos tripulantes conversan sobre las fiestas que se desarrollarán en el puerto y en las que quizás no puedan participar. Me llama en extemo la atención lo que expresa uno de los tripulantes.
— Bueno, si no podemos disfrutar de las fiestas de Batabanó pues iremos al Festival de la Toronja en la Isla de Pinos.
Ni fiesta ni festivales nos hacen desviar de nuestro propósito: llegar a Cayo Largo del Sur. Poco a poco la tripulación fue a los camarotes y sólo queda en la cubierta del barco el timonel de guardia.
Una suave brisa comienza a soplar del norte. No se observa otra embarcación en el mar abierto.


Converso con el timonel, quien me comenta sobre las características de la zona y la existencia de variedades de corales. Dicen que son de extrema belleza y magnitud los arrecifes de María la Gorda, Cayo Campo, Cayo Blanco, Diego Pérez, Thaelmann y el Anillo de Cazones , todos en el Golfo de Batabanó.
El centro del golfo presenta un aplanado fondo de lodo, que propicia una gran pluralidad de maravillosas especies y numerosa población de peces que coexisten en toda esa zona de arena y arcilla de poca profundidad, a tal magnitud que al bajar la marea los buques de mucho calado quedan atrapados en el puerto.
En la medida que nos alejamos de la costa, las cayerías van desapareciendo de nuestra vista. La zona está compuesta por una parte de entero mar, hasta la plataforma insular, delimitada con una barrera de coral.
Me explican que a través de la inmensidad de manglares se distinguen numerosos ríos y lagunas que desembocan en la costa.
Se efectúa el cambio de guardia en el timón y el marinero saliente se retira para su camarote con la seguridad de no ser molestado hasta la salida del sol.
Los huesos los tengo adolorados y calados por el frío de la madrugada. Aún no he dormido y ya el cansancio se apodera de mí.
Uno de los estudiaste, desesperadamente alerta a la tripulación:
— ¡Caballeros! ¡Miguelón ha caído al agua! —se escucha una voz.
Se escuchan los comentarios, la incredulidad y las dudas:
— ¿Estás seguro de lo que dices? —se cerciora el patrón del barco que aún soñoliento se pone en pie.
— Sí, Miguelón estaba acostado aquí encima de esos sacos, al lado mío y sentí cuando cayó al agua.
— ¡Utilicen los reflectores! ¡Continúen girando en la misma trayectoria! ¡Preparen los salvavidas!— indica el patrón.
Pronto el reflector alumbra una palizada. Todos llaman al muchacho.
— ¡Ahí está! ¡Miren! — señala un alumno.
Falsa alarma. Es solo una boya.
— Hay que pasar un mensaje al otro barco y a puerto, pero antes volvamos a buscar — ordena el patrón.
Todo es inútil, parece que en ese rumbo no daremos con Miguelón. En los camarotes no queda nadie.
— ¡A babor se ve algo moviéndose!
La voz de alarma viene del timonel. El Patao comienza a girar. El patrón toma el timón y detiene la máquina.
— ¡Caballeros! ¡Caballeros! ¡Aquí, aquí estoy!
— Sí, allí está. ¡Aguanta! ¡Aguanta! ¡Allí está!
El reflector se dirige al lugar de donde viene la voz cansada. Ahí está Miguelón luchando contra las olas y nadando desesperadamente. Lanzan salvavidas al mar y pronto Miguelón está en cubierta rescatado de las aguas del Golfo de Batabanó en esta oscura madrugada
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5 Según Sergio González Ferrer, en Cuba se pueden encontrar tres tipos básicos de arrecifes coralinos: arrecifes bordeantes o frontales, arrecifes en forma de cresta o restingas y arrecifes sobre fondo blando o fangoso, mientras los arrecifes bordeantes o frontales son aquellos que se han desarrollado al borde de terrazas marinas (en Cuba conocidas como veriles) o al borde de la plataforma continental que rodea la isla (conocida como canto de Golfo).

Cayo Largo: clima tropical


Los Canarreros es una seductora extensión del Archipiélago cubano compuesto por una inmensa ciénaga cubierta de pintorescos cayos y mangles de diferentes variedades, donde el aire realmente lo percibimos con esa extraña y a la vez hipnotizadora combinación de leves brisas y vientos alisios.
Amanece, y con el amanecer, aparecen los primeros resplandores del sol naciente que nos proporciona un imagen perfecta de estos parajes marítimos. Subo al puente de mando por las escalerillas humedecidas. Todos los camarotes están ocupados por la tripulación. Después que Miguelón cayó al agua no pude dormir. El marinero de guardia está firme en el timón.
— ¿Que van a hacer en Cayo Largo?
— Vamos a realizar prácticas de marinería.
— ¿Prácticas de marinería? ¿Y qué edad tú tienes, muchacho?
— En diciembre cumplo quince años.
— ¿Tú no eres de aquí de La Habana, ¿verdad?
— No, no, yo soy de Santa Cruz del Sur, allá en Camagüey.
— Te doy un voto de confianza. Toma el timón y sigue ese mismo rumbo. Guíate por aquellos cayos.
El marinero me habla de su vida en el mar.
— Yo me crié en la mar. Esto representa mi propia vida. Aquí en mi barco paso la mayor parte del tiempo.
Para disgusto mío, al poco rato el marinero toma nuevamente el timón y cambia de rumbo. Navegamos ahora un poco más al este.
— Muchacho, las profundidades del mar alrededor de estas cayerías tienen desde media metro hasta unos doce o más, aunque al centro del Golfo de Batabanó oscila entre los 6 y 7 metros y el resto es de dos a cuatro, pero en el oeste alterna de diez a doce metros. Las corrientes del Mar Caribe, en los laberintos, han formado canalizos blancos. Sus fondos se ven con facilidad desde cualquier embarcación, porque toda el agua de los Canarreos es así: transparente.
Nos llama la atención la candidez conque se perciben los vientos de ese sur habanero. Generalmente una gran parte del año reina aquí una excelente brisa, aunque no exento de los azotes de huracanes como el ciclón del 26 que dejó huellas en todo el Archipiélago de los Canarreos.
No obstante esos fenómenos naturales, la travesía se realiza hacia o desde la Isla, el Golfo de Batabanó o Cayo Largo del Sur sin la presencia de grandes oleajes, debido a la existencia de esos bajos fondos y leve intensidad de las corrientes marinas.
Durante toda la mañana nos siguen el rumbo los delfines semejando toda una representación danzaría, como si le dieran una amistosa bienvenida al navegante. Las aves marinas, de vistosos plumajes, completan el majestuoso universo y tocan con el pico la inmensidad de las suaves olas en busca de alimentos. Es un encanto que nos regala la naturaleza en este pacifico mar.
También la zona cautiva por la presencia de arrecifes de cresta, principalmente en las aguas profundas o en el mar abierto. La acción de esa barrera coralina, que crece hacia arriba a una altura de dos o tres metros, actúa como una coraza natural que rompe las olas que se desplazan hacia la costa del Surgidero.
La manifestación de pastos de Thalassia testudinum (Hydrocharitales, Hydrocharitaceae) y pequeñas comunidades de Acropora, Milleporas o Diplorias reafirman la belleza originaria en esta esplendorosa extensión del Archipiélago de los Canarreros. De igual forma es frecuente localizar en estos mares del sur el arrecife de Nirvana de gran belleza y prodigalidad.
Los Canarreros es una seductora extensión del Archipiélago cubano compuesto por una inmensa ciénaga cubierta de pintorescos cayos y mangles de diferentes variedades, donde el aire realmente lo percibimos con esa extraña y a la vez hipnotizadora combinación de leves brisas y el soplo de los vientos alisios.
Es temprano. El timonel señala hacia el horizonte un punto oscuro y poco visible por la distancia que nos separa de él.
— ¿Puedes ver aquel cayo?
— Sí.
— Pues hacia él nos dirigimos. Dentro de dos horas estaremos en Cayo Largo.
Cayo Largo del Sur ya se observa con mayor facilidad. A lo lejos descubrimos una inmensa torre,inolvidable para mí, que emerge entre la vegetación.


No es tarea fácil navegar por estos canalizos.
Iniciamos la maniobra de atraque. Es cerca de la una de la tarde. Para casi todos nosotros este es el primer viaje a través de estos mares sosegados y tranquilos del Archipiélago de los Canarreos, el de mayor extensión del territorio cubano.
El canalizo parece que se pierde en el horizonte. Algunas ramas de mangle rojo son arrastradas de sur a norte. La máquina del Cárdena ronronea fuertemente. El timonel pone la marcha atrás y la banda de estribor topa en el muelle de madera y troncos de yuraguana.
— ¡¿Pero qué es esto!?— quedo anonadado.
Cayo Largo del Sur es la zona más hermosa de los Canarreos y de todos los cayos e islotes del norte y sur de Cuba. Es un islote largo y estrecho (su nombre responde a su forma alargada), situada en el extremo meridional de Cuba. Tiene alrededor de 38 kilómetro cuadrados (en su parte más ancha alcanza 6.5 kilómetros y apenas uno en la más angosta) y 27 de largo, de los cuales 25 son de playas de arenas blancas y finas, lo cual evita su calentamiento excesivo. Tiene un pequeño aeropuerto para aviones de poco porte. Este fascinante sitio, que está rodeado por vegetación tupida y extensas áreas de humedales, se caracteriza además por sus transparentes aguas. Los fondos de algunas de sus playas cuentan con poblaciones de corales negros, a 35 metros de profundidad. En el islote la naturaleza muestra un elevado grado de conservación, dotado de grandes barreras coralinas, un perfecto equilibrio entre la flora y fauna, cavernas y barcos hundidos, pues se afirma que entre 1563 y 1784 ocurrieron en la zona alrededor de 200 naufragios.
Muy próximo a Cayo Largo se distinguen atractivos paisajes, fundamentalmente en Cayo Rico, con magníficas riberas; Cayo Iguana, hábitat de esa especie de lagarto inofensivo que da nombre al sitio; Cayo Los Pájaros, dominio escogido por las aves; Cayo Rosario, con gran cantidad de peces. También embelecen Cayo Cantiles y Cayo Sigua en los que se puede apreciar una mágica armonía de flora y fauna. Todas estas maravillas naturales conforman, con la Isla de Pinos, el Archipiélago de Los Canarreos
La brújula de El Patao ubica a Cayo Largo a veintiún grados y 40 minutos de latitud oeste.


Las edificaciones aquí tienen una identidad muy específica y diferente a las del resto de nuestro país, aunque es una muestra de arquitectura cubana. Se destacan varias playas, entre ellas la llamada Sirena, considerada como la más hermosa y de aguas tranquilas y transparentes de color turquesa, con una ubicación que la protege de vientos y oleajes. Llama la atención esa hermosa playa , lugar elegido por centenares de quelonios para desovar en sus apacibles arenas. Afirma el patrón que entre los meses de abril y septiembre en las costas de Cayo Largo del Sur recalan a depositar sus huevos en la arena distintas especies de quelonios, como caguama, tortuga verde y el Carey.
En Cayo Largo la naturaleza muestra un elevado grado de conservación, dotada de barreras coralinas y con el complemento de cayos vecinos donde se desarrollan numerosas especies de la flora y fauna, entre ellas: iguanas, pelícanos y tortugas.
Cuentan los pescadores de la zona que el origen de Cayo Largo del Sur —ubicado al extremo este del archipiélago de Los Canarreos— se remonta a la época de los aborígenes, pues en esa porción de tierra se localizaron restos pertenecientes a la cultura Siboney. También en su segundo recorrido por el Archipiélago cubano, en 1494, el almirante Cristóbal Colon visitó estas cayerías.
Cayo Largo tiene muchas cosas buenas, entre ellas: un clima tropical moderado, una temperatura media de 27 grados Celcius y posibilidades de ascender hasta 28 en el verano, mientras que el benigno invierno muestra valores de hasta 25,4 grados Celsius y las precipitaciones son escasas, donde el 78 por ciento se concentra entre los meses de mayo y octubre. El promedio anual de días de lluvias es de cuarenta. Generalmente las lluvias ocurren entre la tarde y la noche. Predominan los vientos del este.
Pero, mosquito si hay mucho en esta ínsula larga y estrecha, poblaciones de guisazos aferrados a la arena, constantes caminatas a Cocodrilo en los horarios menos deseados y un sargento con psicosis de guerra. El sargento nos imparte clases militares. Le encanta las noches, las madrugadas y los fines de semana. Siempre ve pasar imaginariamente por nuestras cabezas, aviones.
— ¡Al suelo! ¡Avión!
—Sargento, aquí hay muchos guisazos— protestábamos.
— ¡Qué guisazos, ni guisazos! ¡Avión!
Hay que obedecer al sargento sino será peor. Nos sorprende el amanecer rumbo a Cocodrilo, donde está el Hotel Isla del Sur. Los mosquitos nos castigan constantemente. Todo parece indicar que el sargento no siente nada… Nunca se queja, ni de los mosquitos, ni de los guisazos.
A la salida del sol, después del molesto recorrido, vendrá lo peor o se complementará lo peor: abrir trincheras a orilla del mar, en una arena tan fina como el talco.
Ya cuando ha logrado su propósito, que los mosquitos nos picaran toda la madrugada, que los guisazos se nos prendieran de nuestra ropa y nos pincharan la piel, que las trincheras se nos desmoronaran varias veces, entonces vemos en el sargento lo que nosotros más apreciamos de él: su sencillez, amabilidad, humanismo y sentido del humor.
Historia si tiene este hombre aún joven que vino desde la Sierra Maestra, lleno de la gloria y del encanto de la leyenda. Dicen que él no es sargento, sino capitán del Ejército Rebelde, pero por su locura con la guerra le gustan más los grados de sargento, porque sobresalen más. Pueden ser especulaciones, pero también puede ser verdad. Muchos compañeros me instan para que le pregunte. Yo les argumento que ya me han castigado varias veces y no me agradaría provocar al sargento.
—En definitiva tú siempre estás castigado por tus ocurrencias como sentencia Blanquita ¡Un castigo más no se va a ver mal! Después de aquello, ¿qué te podrá asustar?—me dicen.
Yo había abierto muchas trincheras por simples travesuras: navegar sin autorización, con Onelio Barzaga Quiroga, en un pequeño bote de vela alrededor del Cayo o desaparecer mar afuera hasta el atardecer.
— No me van a convencer. Las trincheras que he construido en la playa de arenas finas, me han llevado a la reflexión. Preguntarle al sargento sobre sus grados militares es mucho pedir.
La «salvación» me vino una tarde, cuando arribó al cayo una embarcación. Faltaban tres tripulantes. Es mi oportunidad. Sabía que los maestros, aunque reconocen mis habilidades en el arte de la marinería, también estaban cansados de mis ocurrencias y me apoyarían en la decisión. Todos queremos ir aunque desconocemos las reglas y los peligros que nos asecharan. Por fin se decide en reunión que Gusberto Álvarez, Orlando Cruz y yo seríamos los nuevos tripulantes del barco bonitero 79, construido curiosamente en mi pueblo natal ¡Santa Cruz del Sur!
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6 La fanerógama marina Thalassia testudinum conforma mosaicos de parches vegetados y sustratos libres, constituyendo áreas de alta productividad. Entre sus funciones más sobresalientes está evitar la erosión de las costas, contribuir al enriquecimiento del ambiente donde habita, formando zonas de protección y crianza para invertebrados y peces, estabiliza el fondo marino y representa un área de alimentación para diversos organismos (Randall, 1965; Thayer et al., 1984; Vargas-Maldonado & Yáñez-Arancibia, 1987). Asegura Sergio González que esos arrecifes son los que conjuntamente con esponjas producen un enrejado que se va haciendo denso formando grandes bancos sobre los que se pueden asentar colonias de otras especies de coral o se puede cubrir por pastos de Thalassia testudinum en su parte superior. Estos arrecifes se localizan al sudeste de Cuba, en el Golfo de Guacanayabo y pueden alcanzar hasta 25 m de altura quedando su zona somera entre los 2 y 5 m de la superficie.
7 Las colonias de coral, mediante su capacidad para depositar carbonato de calcio en sus esqueletos, dan origen a colonias de diversas formas y tamaños. Algunas formas son ramificadas, otras tienen formas masivas que pueden alcanzar gran tamaño. La estructura arrecifal está constituida por grandes agregaciones de estas colonias, fragmentos desprendidos y acumulaciones de sedimentos y arenas calcáreas que se originan de los propios corales y de los otros organismos con esqueletos calcáreos que viven asociados a estos. A estas estructuras rocosas se les denominan arrecifes (Goenaqa, 1986). Fuente: Proyecto Caracterización de las Comunidades Arrecifales de Yum Balam.
8 En ese sitio actualmente se encuentra El Jardín Botánico de Cayo Largo.
9 En Cayo Largo del Sur posee fascinantes playas, entre las que destacan: Playa Blanca, Playa Lindamar, Los Cocos, Playa Luna, Playa Tortugas y Playa Sirena, ya mencionada en este texto.
10 Cayo Largo se encuentra a114 kilómetros al este de la Isla de la Juventud, 80 kilómetros al sur de la Península de Zapata y a 30 kilómetros al norte de la Península de Gran Caimán

Proa a una Isla mágica



«Aquí la juventud debe darse a la tarea de revolucionar la naturaleza. Pero, además, en el orden social…»

Preparamos las condiciones y pronto formamos parte de la tripulación, compuesta por 10 marineros, incluyéndonos los tres estudiantes y un grumete.
Un atardecer soltamos las amarras.
— ¡Ya, así esta bien!— me dice un marinero tras finalizar la operación.
Despegamos del muelle trazando rumbo hacia Nueva Gerona, capital de Isla de Pinos, situada a 62 millas de Cayo Largo del Sur.
Converso con Benito, el patrón del barco. Es un moreno fuerte. Tiene en el brazo izquierdo una inmensa cicatriz producida por la mordida de un tiburón. Benito es una persona conversadora y con una voluntad que lo hace vencer cualquier tipo de contratiempo, como vencer a la muerte cuando se vio a punto de ser devorado por aquel tiburón. Con él me entero que fue compañero de mi padre allá en La Coloma.
— ¿Así que tú eres hijo de Manuel? ¡Alabado sea Dios! ¡Mira que encontrarme con este muchacho aquí...! ¿Y qué estudias, a ver?
— Por el momento marinería...
— ¡Ah, esa es buena muchacho! Alguien tiene que hacerse cargo del trabajo porque ya nosotros estamos viejos. ¿Así que quieres ser marinero? ¡Ah, el trabajo es duro! Claro que ustedes serán marineros leídos y escribidos... ¿Si tú supieras lo que nos costaba a nosotros poder ir a la escuela? ¡Morirse de hambre! Además, en aquellos tiempos para pescar no era necesario saber leer ni escribir. Ahora por lo menos pongo mi nombre y dos apellidos y leo las cartas de navegación. Bueno eso de las cartas no sé si las sé leer o de tanto utilizarlas ya me las conozco como la palma de mi mano.
—Pero ustedes son muy importantes, sin ustedes nosotros no podríamos ser marineros.
—Ese es nuestro deber enseñarles a ustedes el arte de la marinería. Mira muchacho, la pesca es un trabajo de gusto, porque no es nada fácil. Nosotros tenemos una faena de día y de noche. Por el día nunca tenemos un momento de descanso. Si vamos al cayo nos encontramos con lo mosquitos a cualquier hora y en tiempo invernal, cuando nos lanzamos al agua en busca de la manjúa, el frío nos cala los huesos. Para ser pescador hay que amar el oficio. Al mar tampoco se le puede temer. Al mar hay que saberle dominar para poder andar entre sus olas. A pesar de las complejidades del mar, el hombre pescador nunca se aparta de él. Para ser pescador hay que tener el corazón en el mar. No existe otro secreto. Apréndete eso, muchacho.
Un trueno seguido de la luz de un relámpago interrumpe la conversación.
En el caramanchel de popa está el reloj. Marca las tres de la madrugada. Gracias a la luz dejada por los relámpagos observamos las montañas de Isla de Pinos.
Hay mucha niebla y con algunas dificultades entramos al río Las Casas, en Nueva Gerona. Un guardafronteras nos indica con una linterna para que lancemos el cabo. El combatiente realiza la inspección. Nos despedimos de él y continuamos río abajo.
A estribor se encuentran unas vallas que reflejan en letras grandes y legibles: BIENVENIDOS A MÍ ISLA, TÚ ISLA, LA ISLA DE LA JUVENTUD.
El patrón piensa en alta voz.
— Eso sólo es una consigna. Esto nunca será una isla joven.
Fausto, el cocinero, entre sueños, responde al patrón:
— ¿Quién sabe?
Se tapa nuevamente con la sábana y todo queda como en un sueño.
Pero ya Fidel había expresado en la inauguración de la Presa Vietnam Heroico, el 12 de agosto de 1967, que sí era posible convertir a esta ínsula en la Isla de la Juventud :
« […] dije Isla de Pinos. Pero, ¿por qué lo dije? Porque todavía no es verdaderamente la Isla de la Juventud. […] Esta Isla, que por ahora no la vamos a llamar ni de la Juventud ni de Pinos, porque hay poco de las dos cosas todavía […] si se le llama a esta isla «Isla de la Juventud» tendría que ser con un carácter todavía provisional, como expresión de una intención, como un objetivo, como una meta, como un ideal. Pero todavía no se le puede llamar a esta isla «Isla de la Juventud» en el sentido real de la palabra.
«Y me parece que es subestimar el temple de nuestros jóvenes, subestimar su entusiasmo y su magnífica potencialidad revolucionaria —a más de ser una prueba de ignorancia— el pretender atraer o entusiasmar a nuestros jóvenes sin presentarles el verdadero móvil, lo que a nuestro juicio es mil veces más atractivo para un joven.
«Aquí la juventud debe darse a la tarea de revolucionar la naturaleza. Pero, además, en el orden social ¿cuál es el objetivo, cuál es el ideal de esos contingentes de jóvenes que se mueven hacia acá? ¿Cual debe ser? […] ¿cuál debe ser en el orden social? ¿Qué tipo de vida creen ustedes que debe ser la vida de los hombres y mujeres que vivan en esta región del país?
« ¿Por qué no aspirar a convertir también esta región en la primera región comunista de Cuba?
«Propongámonos no solamente revolucionar la naturaleza, sino revolucionar aquí también las mentes, revolucionar la sociedad, puesto que aquí se presentan condiciones objetivas que hacen factible eso, por ser una región muy poco poblada, por ser una reglón que adquirirá un tremendo desarrollo técnico, por ser una región donde se reúnen para trabajar y para crear un numeroso contingente de entre los más entusiastas de nuestros jóvenes. Propongámonos convertir también esta región —en un futuro, más adelante, pero desde ahora proponiéndonos ese objetivo— en un gran centro experimental social, y donde nos propongamos resolver en la medida de lo posible, como vanguardia de nuestro pueblo, los problemas que implica la idea de crear una sociedad comunista.
«Llamémosla Isla de la Juventud cuando la juventud con su obra haya hecho algo grande, haya revolucionado aquí la naturaleza y pueda exhibir el fruto de trabajo, haya revolucionado aquí la sociedad. Isla de la Juventud con un gran contenido ideológico, con un gran contenido técnico.
«Entendemos que será un trabajo fundamentalmente de nuestra juventud. Y si nuestros jóvenes están en esa actitud, podemos provisionalmente llamarla Isla de la Juventud pero Isla de la Juventud con un gran contenido ideológico, con un gran contenido técnico, con un gran contenido social, y en prueba de la confianza que realmente tenemos de que nuestros jóvenes serán acreedores al derecho —ya no provisional sino definitivo— de llamar a esta región de nuestro país Isla de la Juventud».
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11 En la actualidad los principales renglones económicos de la Isla de la Juventud son: la agricultura, principalmente cítricos; la extracción de mármol; la pesca; y la cerámica utilitaria y artística. También generan ingresos el Centro Internacional de Buceo en el Hotel Colony, y Cayo Largo del Sur.
12 En la Isla de la juventud estudian actualmente jóvenes de 4 continentes, entre los que se encuentran becarios extranjeros del Nuevo Programa de Formación de Médicos Latinoamericanos de Venezuela, Bolivia, Brasil, Argentina y Timor Leste, Timor entre otros. También se forman como futuros pedagogos educandos del Salvador, Honduras, Gutemala, México, Belice, Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador, Antigua y Bermuda, Dominica, Santa Lucía, Barbados, Gabón, Vietnam y Mongolia. Reciben la enseñanza secundaria jóvenes de Sahara Occidental y Argelia.

Ínsula de historia y tradiciones


Posee una preservada arquitectura ecléctica, marcada por singulares detalles del neoclásico.

Isla de Pinos es para mí un misterio y una añoranza.
Se encuentra situada al sur de La Habana, a poco más de 100 kilómetros del Surgidero de Batabanó. Es la más grande ínsula de los 672 cayos e islotes que conforman el Archipiélago de los Canarreos.
Su baile típico es el Sucu –Sucu, contagioso ritmo que reconoce como pionera a una mujer legendaria llamada Bruna Castillo. El Sucu –Sucu comenzó a gestarse por el año 1840 en la finca La Tumbita, muy cerca de lo que es hoy, Santa Fe .
Afirman que al principio tuvo varias denominaciones: rumbita, cotunto…, hasta que, en la década del veinte, adopta su nombre definitivo (El Sucu –Sucu), basado en el rallado de la bandurria y el arrastrar de los pies sobre los entarimados de madera de los bohíos y conucos donde se celebraban las fiestas.
La Isla está vinculada a leyendas, aventuras y tradiciones. Tiene unos 2200 kilómetros cuadrados de superficie. Colón la denominó la Evangelista y su capital, Nueva Gerona , se fundó el 17 de diciembre de 1830, bajo el nombre de colonia Reina Amalia en honor a la entonces esposa del rey Fernando VII; posee una preservada arquitectura ecléctica, marcada por singulares detalles del neoclásico.
En el espigón del río Las Casas converso con una joven de notables conocimientos históricos. La acabo de conocer casualmente en la ribera del río cuando intentaba extraer agua para la limpieza de su oficina en la cooperativa pesquera. El cubo se le hundió en las aguas oscuras del río. La muchacha buscaba ayuda con la vista. Me aproximé a ella.
—Yo encontraré el cubo. Estoy entrenado para tantear en los fondos oscuros —No era del todo verdad. Estaba exagerando.
Busco en el barco una careta de buceo. En un primer intento no encuentro el cubo, en el segundo lo toco con la punta de los dedos y en un tercero lo llevo a la superficie. La muchacha ríe contentísima por el hallazgo.
—Muchas gracias. Me evitaste una explicación a mi jefe.
—Era mi deber ayudar.
Le explico que soy estudiante de marinería y que practico buceo. Otra exageración, jamás me había puesto un traje de buzo, pero si recorría varios metros, sin respirar por los fondos marinos.
Realmente me cautiva la muchacha. Estoy tan nervioso y con tanto ensimismamiento ante su belleza que no le pregunto su nombre.
Mientras me cuenta fabulosas historias de su Isla, le miro, con disimulo, a los ojos verdes-castaños: «Bajo el régimen colonial, se le denominó la Isla de los Depositados, ya que allí cumplían condenas los que se oponían a la metrópoli.»
— El Héroe Nacional cubano José Martí estuvo confinado aquí— me dice con pasión apuntando con su delicada mano derecha al sur de Gerona.
Cuando me mira a los ojos me ruborizo, pero intento disimular mi timidez. Sonríe.
—Si, como te venía contando, nuestro José Martí tuvo un espacio en la finca colonial El Abra , sitio donde residió por corto tiempo. Aún se pueden apreciar algunos de sus objetos personales.
El Abra, ubicada en una especie de abertura en medio de dos de las lomas de la Sierra de las Casas, es una finca que muestra la vida y costumbres en las haciendas de la época.
—No está muy lejos de aquí. Podemos ir incluso caminando. Solo queda a poco más de 2 kilómetros.
—Me gustaría conocer ese encantador lugar— le dije ahora algo más animado.
—La casa principal de El Abra (adquirida por José María Sardá el 26 de Octubre de 1868), se conserva en perfecto estado, al igual que su cocina independiente, el granero y la cochera, tanto como el viejo acueducto que abastecía de agua a la edificación. Se pueden apreciar incluso los muebles y habitaciones antiguos y documentos que explican la vida de José Martí Pérez en la Isla, en la que permaneció dos meses y cinco días, ocupando la primera habitación del segundo cuerpo que formaba la residencia.
José Sardá, el dueño de la hacienda se interesó por Martí, que estaba muy enfermo —a consecuencia de su débil complexión física, la tortura del grillete y las quemaduras de los ojos producidas por el polvo de la cal— y prisionero con solo 17 años edad (tras haber padecido los horrores del presidio político y condenado a trabajos forzados por sus convicciones patrióticas), y decidió traer a joven a El Abra, donde le dio atención hasta que fue deportado hacia España, el 15 de Enero de 1871, donde fue intervenido quirúrgicamente dos veces debido a las secuelas que dejaron las cadenas en su cuerpo, .
Ella mira a su alrededor y señala con disimulo un viejo pescador con facciones asiática que dormita sentado en una silla, muy próximo a una inmensa nevera frigorífica. El viejo simula leer un periódico Victoria .
—Ese anciano lleva viviendo muchos años en la Isla. Primero era pescador. Ahora trabaja en la nevera.
— ¿Es un chino?— pregunto.
—No. En la Isla residen algunos familiares de la colonia japonesa que aquí se asentó a inicios del siglo XX, considerada la segunda mayor de su tipo en el país. El mejor melón de agua de Cuba lo cultivan estos japoneses ¿Tú estarás muchos días en Gerona?
—No lo puedo determinar. Como sabes soy practicante en ese barco bonitero. Estoy aquí de paso, pero me encantaría, incluso vivir en la Isla… Prometo que regresaré.
—Pues mira, a unos 100 kilómetros de Gerona existe el poblado pesquero de Cocodrilo, conocido antiguamente como Jacksonville. Allí residen descendientes de emigrados de las islas de Gran Caimán y Jamaica, que trajeron a estas tierras sus ritmos caribeños para incorporarlos a nuestra música tradicional. Estos últimos llegaron al suroccidente del territorio entre 1903. Además de los emigrantes japoneses, caimaneros y jamaicanos, también residen en la Isla colonos chinos y americanos.
Me cuenta que en Punta del Este, en la parte sur de la ínsula, existen varias cuevas que muestran singulares exponentes del arte rupestre de los aborígenes cubanos, en especial del grupo conocido como guayabo blanco, de la cultura siboney, pinturas realizadas por los indios que antes vivieron en este lugar.
—En mí escuela, allá en La Habana del Este, los profesores me explicaron que los expertos calificaron el lugar como una Capilla Sixtina del arte rupestre del Caribe insular, al conservar en sus paredes 235 pictografías aborígenes que la convierten en la más importante de Las Antillas y donde se aprecia un calendario lunar, formado por 56 círculos concéntricos (en rojo y negro) y los nueve planetas del sistema solar. Las cuevas fueron descubiertas en 1910, por el francés de origen sajón Freeman P. Lagne. ¡Deben ser interesantes esas cuevas de Punta del Este!
—Cómo no. Incluso en las cavernas los arqueólogos hallaron restos fosilizados de seres humanos, utensilios y la llamada Cruz Pinera, la que señala los cuatro puntos cardinales.
El territorio cuenta con un peculiar jardín botánico llamado la jungla de Jones, creado por un matrimonio de estadounidenses que llegó al lugar en 1902 y considerado como un pequeño ecosistema por los especialistas. Después que Jones falleció su esposa Helen continuó cuidando el parque hasta que murió en los años 50 del siglo pasado, como consecuencia de un asalto de unos prisioneros que lograron escaparse del Presidio Modelo. No se quedan atrás los baños termales de La Fé, una fuente de agua medicinal descubierta en el medio del siglo XIX por un médico español.
—Tendría que vivir aquí un buen tiempo para poder apreciar todos esos encantos de que me hablas…
Se mantiene en silencio unos segundos. Me mira a los ojos y sigue hablando del sur maravilloso y fantástico. Me explica con lujo de detalles que en esa zona boscosa de la isla se localizan hasta 20 variedades de la especie frutal del mango, 10 de bambú, ocujes, yagrumas, cedros, palmas, aguacate y café que se dan la mano en el lugar para conformar una combinación de plantas autóctonas y exóticas en una especie de selva.
Con su presencia estoy encantado, pero aún más con sus conocimientos de la Isla siendo aún tan joven como yo. Me describe a Punta Francés . Me detalla sobre la existencia de una barrera coralina de más de 400 kilómetros . Me afirma que la Isla es llamada por muchos: la tierra de los mil nombres, en alusión a las denominaciones recibidas desde su hallazgo.
—Como tú debes saber, el almirante Cristóbal Colon fue precisamente quien descubrió este territorio cuando realizaba su segundo viaje a la región, el 13 de junio de 1494. Se afirma que fue el sitio donde más tiempo permaneció durante sus viajes al nuevo continente y lo llamo San Juan Evangelista. También aquí se le conoce como Isla de las Cotorras. Este estaba entre sus primeros nombres en una época donde desde el siglo XVI y hasta el XVIII la ínsula sirvió de refugio a varias tripulaciones de piratas y corsarios, quienes, según la leyenda, guardaron el producto de sus robos y fechorías en las cuevas de la isla y ha sido tomada como referencia por escritores y novelistas, surgiendo, así, otro de sus nombres el de la Isla del Tesoro.
«Pero, escucha bien Marinerito— me dice sonriendo sin malicia. Yo tampoco le había dicho mi nombre y buscó la forma de bautizarme con el de Marinerito— Para los aborígenes, era simplemente Siguanea, mientras la denominación de Isla de Pinos es la más duradera, con un origen que se remonta a los pinares de la especie Caribbean que ocupa un área importante de la región. Posee espesos bosques tropicales donde se localizan iguanas de gran tamaño, jutías, palomas rabiche y puercos cimarrones, entre otras especies de animales.»
Mira hacia el sol. Comprendo que debe regresar a la oficina.
—Me gustaría conocer el centro histórico de Gerona. Estoy disponible después de las 5 de la tarde.
—Me agradaría mucho, pero mis padres no me dejan salir de noche ¿Debes comprender, verdad?
Realmente no comprendo. Pero estoy convencido de que habrá otra oportunidad. Quizás un domingo por el día. No insisto tampoco. Temo perder una amistad que comenzaba a nacer hoy.
Nos miramos a los ojos. Ella realiza un giro para marcharse. Se aleja, pero con igual agilidad vuelve sobre sus pasos hacia mí. Primero me abraza y luego me da un leve beso en la cara. Refugia su cabeza contra mi pecho. Le paso las manos por los cabellos castaños. Ella sonríe nuevamente. Por primera vez siento en mi corazón, con tanta intensidad, la fuerza del amor.
Me quedo extasiado unos segundos hasta que se separa de mí suavemente. « ¿Será el amor que acaba de nacer?» Me imagino que la muchacha me toma de las manos y me lleva más allá del misterio, donde viviría eternamente con ella. Siempre la he soñado así, con los ojos verde-castaños, pero jamás pensé que la encontraría tan lejos. Posee muchos atributos como radiación erótica y carisma. Apenas mide uno cincuenta y siete. Su retrato está descrito en mi diario en una de las noches de sueño dulce. No quería despertar, continuaba soñando. Me despiertan sus palabras.
—Hasta mañana.
— ¿Nos veremos temprano?— le pregunto.
—A las 10 de la mañana. En el horario de la merienda. Antes no debe ser.
—Sin falta. A las 10 de la mañana nos encontraremos aquí, en el espigón.
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14 En el apéndice encontrará más datos históricos sobre Isla de Pinos.
15- El principal exponente del Sucu –Sucu en la Isla es Mongo Rive, que aún se mantiene activo cultivando este ritmo.
16- En recordación de Girona, España, en cuya defensa había participado de forma destacada Francisco Dionisio Vives.
17- Finca El Abra, lugar donde fue confinado el joven José Martí, sitio que fue declarado Monumento Nacional. Después de salir del Presidio Modelo y antes de partir al destierro impuesto por las autoridades coloniales por sus ideas independentistas José Martí pasó varios días recuperándose en la Finca El Abra, propiedad de una familia catalana amiga de sus padres. En un mismo territorio coincidieron dos grandes de la historia universal. Dos grandes pensadores fortalecieron sus idearios en la misma porción de tierra, pero en distintas épocas: 1870 y 1953. José Martí y Fidel Castro. La estancia de José Martí en Isla de Pinos fue una valiosa experiencia que enriqueció su ideario y le ayudó a madurar y consolidar su personalidad. Fidel llegó al presidio Modelo con la conformación de un pensamiento que maduró con la reclusión forzosa en Isla de Pinos, donde las ideas se hicieron más coherentes…, fue una prisión fecunda.
18 En el año 1943 llega a la Isla de Pinos ( hoy Isla de la Juventud) un Juez nombrado Waldo Medina; en una de sus visitas para conocer el territorio, se encuentra el sitio parcialmente destruido a causa del ciclón que azotó a Cuba en 1926 y preocupado ante esta situación se dio a la tarea de unir fuerzas y recursos junto a un grupo de pineros, quienes crean el denominado Patronato Pro-reconstrucción de la casa de El Abra, el 13 de Agosto de 1943; después de varios esfuerzos, con el apoyo de los miembros del Patronato y de algunos presos del Presidio Modelo, la habitación que ocupó Martí, quedó terminada como Museo martiano e inaugurado el 28 de Enero de 1944. El mismo fue declarado Monumento Nacional el 28 de Enero de 1981. Fuente: http://www.cnpc.cult.cu/cnpc/monumen/Pag114.htm
19- José Martí había sido condenado en marzo de 1870 a 6 años, después que las autoridades españolas encontraron en la casa de su amigo Fermín Valdés Domínguez, durante un registro efectuado en octubre de 1869, una carta en la que se enjuiciaba la actitud asumida por un joven que se había enrolado en el llamado cuerpo de voluntarios que constituía una fuerza militar auxiliar al servicio de España. Martí tuvo que realizar trabajo forzado en las Canteras de San Lázaro, en La Habana, denominada La Criolla.
20 Cuando Martí fue encarcelado en Cuba ya se había iniciado la lucha por la independencia.
21 Órgano Oficial del PCC en la Isla, creado el 23 de febrero de 1967.
22 Punto Francés en el sur de la Isla, es tan conocido en el mundo, ya que muchos buceadores vienen a Cuba y a la Isla de la Juventud solamente por la razón de bucear en esa barrera coralina.
23 La barrera coralina está entre las mejores conservadas a nivel mundial, la cual aparece acompañada de una gran diversidad en la fauna marina y los ecosistemas costeros.

Aromas y azahares



En la Isla coexiste una combinación de plantas autóctonas y exóticas en una especie de selva que crece de manera pródiga.

Una brisa sopla del sur. Aún muchas plantaciones de cítricos están en etapa de floración. El olor a azahares domina el aire en señal de la cosecha de toronjas o el aroma inconfundible de las coníferas, especies que en esta ínsula crecen de manera pródiga.
A la cooperativa retorna la tranquilidad. Terminamos temprano de matar nuestra carga.
Neno, un aprendiz de unos doce años de edad, que forma parte de la tripulación, me invita a recorrer Nueva Gerona.
—Debemos pedirle permiso a Benito— le advierto.
— ¿Tú hablaras con él? Benito te estima mucho.
—Yo le voy a decir que tú me guiarás, que no conozco Gerona.
—Cómo quieras.
Benito organiza unos cabos. Me aproximo a él.
— ¿Puedo hablar con usted?
— ¡Claro!
Le explico el asunto. Me autoriza, pero antes me advierte que tenga cuidado con Neno y que no regrese muy tarde.
Salimos a en busca de la ciudad por un polvoriento camino de tierra. Llegamos al restaurante La Cubanita y al parque de la Cotorra. Muchas luces están encendidas aún sin haber oscurecido completamente.
Llegamos a la calle 39, la más concurrida de la ciudad, de grandes edificaciones rectangulares al estilo de las primeras basílicas. Nos impresionan las arcadas, las fachadas sombrías, los anchos portales y las grandes columnas, que se repiten como expresión del barroco antillano.
Un grupo de jóvenes camina por la avenida principal. Vinieron a la Isla de distintas regiones del país para participar en el desarrollo del lugar. Algunas muchachas nos miran con curiosidad, principalmente a mí que visto el uniforme gris de la escuela Carlos Adán Valdés. En la camisa, a ambos lados de los hombros, están bordados un ancla y un buque pesquero; a su alrededor el nombre de instituto y la ciudad: La Habana del Este.
A estas jóvenes las conocen aquí como las Picolinas, nombre de un diminuto tractor que se introdujo en la Isla y que es operado preferentemente por mujeres: de trece, catorce años y adultas de treinta a cuarenta.
Al llamado de la Revolución acudieron a está ínsula: trabajadoras, desocupadas y rehabilitadas... Mujeres solteras y casadas. Mujeres que aún adolescentes con hijos y divorciadas se encuentran aquí con sus niños.
Los tractorcitos se utilizan en los viveros de cítricos y otros cultivos que se están fomentando en toda la zona. En el año 1966 miles de muchachas y muchachos arribaron a la isla para trabajar, de forma voluntaria en la reconstrucción de los daños ocasionados al territorio por el ciclón Alma.
En distintas áreas de la ciudad se leen unas inmensas vallas que reflejan el empeño: A RECONSTRUIR LO PERDIDO Y AVANZAR MUCHO MÁS.
Estos contingentes forman ahora parte de la Columna Juvenil Agropecuaria, que se constituyó el pasado año 1967. La composición de los movilizados es heterogénea en cuanto a su procedencia social, nivel cultural, origen laboral y preparación política. Se exigen solo dos requisitos: estar dispuestos a permanecer por dos años de forma permanente en la agricultura y, los trabajadores, a renunciar al puesto de laboral y al salario. Muchachas y muchachos que dejaron el hogar, el trabajo, la familia, en busca de un porvenir. Vinieron a las desconocidas y legendarias tierras de Isla de Pinos, como marché yo a los enigmáticos y a veces embravecidos mares del Archipiélago de los Canarreos.
Jóvenes y adolescentes como yo convencidos que nuestras vidas podía dar un giro total y convertirnos en técnicos y profesionales: en mujeres y hombres dedicados a una causa justa y noble.
Tengo la percepción de que la obra de la Revolución nos ha llegado con gran fuerza y nos ha calado en lo más profundo de nuestras almas y nuestros corazones. Había dejado atrás, como estos jóvenes y adolescentes aquella vida sin futuro heredada de la seudo república.
No quería dejar pasar la oportunidad única, quizás, de conversa con algunos de estos jóvenes para conocer sus inquietudes, jóvenes incluso descarriados, sin amparo filial, o procedentes de familias desunidas, padres alcohólicos, presos o delincuentes.
A todos nos han dado la posibilidad real y la confianza de luchar por un futuro mejor y un motivo de vivir.
En la escuela «Carlos Adán Valdés» habíamos dedicado muchas jornadas a estudiar el Diario del Che en Bolivia y su pensamiento creador. Ahora, al ver estas muchachas y muchachos tengo mas clara la convicción de que podemos ser en el futuro hombres de corazón tan sencillo y puro como quería el Guerrillero Heroico, «pero además, un hombre capaz de realizar las abstracciones mentales más grandes para ir descubriendo nuevas cosas que vayan poniendo la naturaleza a disposición de la humanidad, en beneficio de la humanidad.»
El Che dejó grandes influencias en mi persona. Yo también escribo en un diario los acontecimientos más importantes de mi vida: «La revolución ha triunfado hace apenas ocho años y hace solo cinco ha finalizado la campaña de alfabetización. La Isla, como toda Cuba, está enfrascada en la batalla porque la población alcance el sexto grado. La mayoría de estos jóvenes y adolescentes que vemos sonreír en estas calles de Gerona no posee el nivel superior o medio superior e incluso muchos son semianalfabetos, pero reflejan en sus ojos un sentimiento de superación y deseos de participar en la nueva obra que se yergue.»
Nueva Gerona se me presenta impresionante, majestuosa y bella. A la vieja ciudad colonial ahora se le suman los restaurantes Corderito y Cochinito y, el Hospital Héroes del Baire.
Casi al final de la calle 39 están la plaza del Guerrillero Heroico, el Cine-Teatro Caribe y la heladería Coppélia, todas estas obras fueron terminadas o remodeladas el año pasado, en saludo al 26 de Julio. Muchachas y muchachos que después de su jornada en la agricultura o en las vaquerías participan, de forma voluntaria, en la construcción de las edificaciones.
Los ejecutores de Coppélia se inspiraron en la obra de Saint-Léon y Petisa, una de las más famosas piezas del repertorio tradicional de ballet, (basada en un cuento alemán), que se estrenó el 25 de mayo de 1870 en la Ópera de París. Al constituirse el Ballet Nacional de Cuba, en 1948, Coppélia fue uno de los primeros títulos escogidos por Alicia Alonso para integrar el repertorio de la nueva compañía. La obra, protagonizada por Alicia Alonso e Ígor Youskévitch, se estrenó el 28 de diciembre de 1948 en el teatro Auditórium (Amadeo Roldán).
Penetramos al interior de Coppélia. Le imprime gran virtuosismo a la moderna instalación la estatua de la bailarina y el bailarín, que evoca la ingenuidad de los personajes de la historia de amor que se narra en la pieza danzaría.
Hay variedades de sabores. Nos atiende una muchacha mulata. Viste un uniforme a rallas anchas de colores chillones, predominando el rojo. El aire huele a helado de mantecado. Pedimos chocolate. Alrededor de 100 personas están en el amplio local. Ríen y hablan en voz alta. La mayoría de las jóvenes que atiende la instalación procede de diversas partes de Cuba, fundamentalmente del Oriente del país, como los mismos usuarios, salvo algunas excepciones.
Salimos de Coppélia. Desde el puente del puerto contemplamos una vista muy bella del agua y de las casas de madera en su alrededor. El puente está construido con vigas de acero. Muy próximo al puente, se encuentra el restaurante Mar-Init , donde unos jóvenes escuchan música. La melodía sale de una grabadora portátil. La voz es de Roberto Jordán….La chica de los ojos color café… Nos atrapan las canciones y permanecemos unos minutos más bajo el cielo estrellado…Los Pasos, con Ayer tuve un sueño y Los Ángeles, con sus Momentos… Son canciones muy de modas y que diariamente sintonizamos en Radio Progreso.
Tomamos el camino adverso. Pregunto la hora a una señora que está sentada en unos de los bancos, al extremo norte del parque donde se encuentra la iglesia Nuestra Señora de los Dolores, que fue construida en estilo colonial en año 1929. Conversa como una mulata de su misma edad: alrededor de 50 años.
—Las diez de la noche.
—Gracias, señora.
—De nada.
Seguimos caminando rumbo al norte.
— ¿Por qué no visitamos a tu amiga? —me propone Neno.
—No tengo su dirección. Será otro día. Mañana quedamos en encontrarnos nuevamente.
Me había comprometido con el patrón del barco regresar a más tarde a las 10 y 30 de la noche. Ahora retornábamos al puerto bajando por la calle 26. En el espigón se encuentran fondeados muchos navíos, entre ellos: el ferry Jibacoa, el Vía Láctea Segundo y el buque el Pinero.
— En el Pinero —me explica Neno— trasladaron a Fidel Castro y sus compañeros hacia el Surgidero de Batabanó después de ser excarcelados el 15 de mayo de 1955.
Llegamos a nuestra embarcación… Benito aún no se ha acostado. Esperaba nuestro retorno.
El Galleguito sintoniza la radio para escuchar Nocturno . Una melodía me hace meditar. La interpretan Los Mustang: Suspira la niña.
A las doce de la noche nadie queda en la cubierta, pero no puedo conciliar el sueño. Pienso solo en un nuevo encuentro con la muchacha.
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24 Instituto Nacional de la Industria del Turismo (INIT).
25 Programa radial de gran audiencia de la emisora cubana Radio Progreso.

Carne humana para cocodrilos



De las entrañas de aquel Comandante perverso salieron frases que describen su propia naturaleza humana.

A las 4 de la madrugada escucho el sonido del motor del barco. Minutos después me llega al camarote el olor al aromático café que prepara Fausto, el cocinero. Escucho a Benito que le indica al Galleguito:
—Despierta al Becado. Zarparemos temprano.
—Déjalo que descanse un poco más: el muchacho se pasó toda la noche sin dormir.
Inesperadamente para mí, aun sin salir el sol, zarpamos hacia la zona de pesca. Pienso en ella. Pienso en la historia de esta maravillosa y mágica isla.
La máquina del barco ronronea y la proa rompe las olas apacibles. Amanece. Observo una accidentada costa con vegetación exuberante y un relieve donde están presentes los mogotes. Bajo su capa vegetal las singulares elevaciones encierran un inapreciable tesoro de mármol en las diversas variedades, otorgando además un toque singular al entorno del territorio. Estas costas están entre las abrasivas rocosas y las acumulativas con manglares y un relieve que va desde las llanuras costeras, las onduladas, las arenosas y las cársicas.
A lo lejos embellecen el paisaje las Sierras de Caballo, con 293 metros de altura y Las Casas, con 262 metros. La estructura mogotoide de estas elevaciones custodian Nueva Gerona.
Navegamos hacia el sur a prudencial distancia de las montañas pineras. Encima de una boya de señalización marítima, una corúa abre sus alas.
Subo al palo mayor de la embarcación y examino con los prismáticos la costa. Los rayos del sol iluminan el tristemente célebre Presidio Modelo , instalación única de su tipo en América Latina, que recoge las características del sistema carcelario desde la década de los años 20 hasta la etapa revolucionaria.
La colosal construcción, iniciada en el año 1926, es semejante a la cárcel Julieta en Illinois, Estados Unidos y se terminó de cimentar en 1931. Estaba planificada para 6 000 prisioneros, en cuatro edificios redondos, cinco pisos y 93 cabinas con 2 camas en cada una.
En el Presidio Modelo se encerraban a personas de alta peligrosidad, a los deportados y a los que poseían ideas ajenas a los gobernantes en Cuba. Se utilizó en la segunda guerra mundial para prisioneros alemanes y japoneses. El penal se hizo famoso por su alto nivel de seguridad y salvajismo. El Presidio Modelo está ubicado en el actual poblado de Chacón a unos 4 kilómetros de Nueva Gerona, rodeado de montañas. En la entrada de la cárcel se encuentra un primer edificio, otrora Administración. A ambos lados estaban las casas de los oficiales en funciones dentro de la prisión. Detrás se levantan las cuatro prisiones circulares. Una quinta construcción, también circular, era el comedor de techos de madera. Cada gran mole circular de la Isla de Pinos contaba con cinco niveles de celda (con capacidad para 465 reclusos cada una). En cada uno de ellas se ubicaban dos presos. En el exterior de los cubículos existían unas ventanas protegidas por grandes barrotes de hierro.
Desde lo alto de la circular estaba (aún se conserva). una torre central, a la cual no se podía acceder desde el interior para evitar cualquier intento de ataque por parte de los presos. Solo se podía penetrar desde el exterior a la torre a través de un túnel subterráneo. En ese mundo de bajas pasiones, crueldades y venganzas llamado Presidio Modelo, se enviaban todo tipo de personas: enfermos mentales, sodomitas y aberrados de toda índole, donde se corrompe el bueno y el enfermo se agrava.
En etapas del autodenominado Comandante Castell (capitán Pedro Abraham Castell), existía una laguna con cocodrilos muy agresivos que eran alimentados con reos del presidio. Con solo pensar en el riesgo uno puede imaginarse bajo qué condiciones psicológicas los presos tenían que vivir allí. De las entrañas de aquel «Comandante» perverso salieron frases que describen su propia naturaleza humana: «Los hombres para mi son iguales que los palitos de dientes. Cuando no los necesito los Boto. […] El Presidio es mi novia, cada día me encuentro más enamorado de Ella. […] Estoy borracho de contemplar mi obra.»
Cuando hablaba de su obra se refería a los crímenes. Pedro Castells, hombre sádico, Jefe del Presidio Modelo, era un fiel exponente del lado más oscuro del presidio donde se tenía la certeza que no se podía pensar en la huida por la maldita circunstancia de estar, la Isla, rodeada de agua por todas partes.
Desde el palo mayor, después de atravesar playa Paraíso diviso con facilidad las cuatro circulares del otrora presidio y el gigante comedor central que Pablo de la Torriente Brau, denominó el comedor de Los cinco mil silencios .
«Y así, el Presidio Modelo resultó lo que tenía que ser, su historia abruma y deprime…los hombres devinieron monstruos, algunos pocos héroes, y centenares fueron redimidos por el martirio.»
Después me explicó Fausto, hombre de cultura natural, que en el penal fueron encarcelados Fidel Castro y 25 de sus compañeros que asaltaron, el 26 de julio de 1953, los cuarteles Moncada de Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes de Bayamo.
Durante su estancia, los jóvenes revolucionarios de aquella epopeya —separados de los restantes reos— formaron círculos de estudio y hasta una biblioteca llamada Abel Santamaría Cuadrado como digno homenaje a unos de los jóvenes brutalmente asesinados tras el asalto al Moncada. También las paredes y barrotes de esta construcción fueron testigos de la escritura por Fidel de La historia me absolverá, alegato de autodefensa devenido programa de la Revolución Cubana.
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26 En el Presidio Modelo fueron encarcelados, en 1953, después de los asaltos a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, Fidel Castro y otros participantes de la acción, hasta mayo de 1955, cuando fueron liberados gracias a una amnistía general. Los combatientes que sobrevivieron fueron sometidos a juicio en la Causa 37 de 1953. Fidel Castro envió una carta a la revista Bohemia, desde el presidio Modelo en Isla de Pinos, fechada el 19 de marzo, en la que se puso de manifiesto su valiente posición de principios y señaló entre otras consideraciones: "no queremos amnistía al precio de la deshonra (...) mil años de cárcel, antes que la humillación (...) lo proclamamos serenamente sin temor ni odio". A la dictadura no le quedó otra opción que doblegar su posición y luego de aprobarse el 16 de abril el proyecto de ley sobre la amnistía política, que incluía a los moncadistas, se publicó el 7 de mayo, en la Gaceta Oficial, el texto íntegro de la ley. Es indiscutible que la libertad de los combatientes del 26 de julio, se ganó tras el reclamo indetenible de las fuerzas populares. Al salir los combatientes del Presidio el 15 de mayo de 1955, de inmediato Fidel se reunió con la prensa en el hotel Isla de Pinos, en Nueva Gerona y el día 16 llegó a Batabanó a bordo de la motonave El Pinero. Desde ahí salió en tren hacia La Habana para llegar a la Terminal de Ferrocarriles de la capital, en las primeras horas de la mañana, donde desde muy temprano, le esperaba una entusiasta multitud.
27 Pablo de la Torriente Brau, La Isla de los 500 asesinatos, La Habana, Ediciones Nuevo Mundo, 1962. Pablo de la Torriente Brau, periodista, luchador internacionalista caído en la Guerra Civil Española el 19 de diciembre de 1936.

Bojeo a un suroeste exuberante



En el plano submarino, se localiza un arrecife coralino de extraordinaria belleza, virginidad y diversidad de especies, con numerosas esponjas tubulares y abundantes cuevas.

A pocos kilómetros del presidio se encuentra las playas Punta Piedra, Paraíso, El Gallego y Bibijagua, esta última muy peculiar por su arena de color negro formada por la acción erosiva de las olas sobre las rocas de mármol. Desde Paraíso se puedo caminar muy lejos en el mar, pues no hay mucha profundidad. También desde este espléndido sitio se consigue nadar hasta el cayo de los monos, ubicado a un kilómetro de la playa.
Mirar desde el mar aquel paraíso terrenal es sorprendente: se impone la reserva ecológica Los Indios, en la porción noroccidental de la Isla, reconocida por los refugios de fauna.
Dice Fausto que el paisaje se hace mágico allí con el multicolor plumaje de las cotorras, el carpintero verde y el jabao.
—Debes conocer muchacho, la belleza de de la grulla y la jutia carabalí entre una vegetación en que reinan más de 60 especies vegetales distinguiéndose la Sangre de Doncella y otras plantas carnívora.
En el litoral sur el faro de Carapachibey indica de noche la ruta correcta a los navegantes. Allí, la mayoría de las personas tienen descendientes provenientes de las Islas Caimán y donde todavía mucha gente habla inglés. Más adelante la caleta de Agustín Jol.
Unas cinco horas nos basta para surcar los mares del extremo sur occidental de la Isla, a 122 kilómetros de Nueva Gerona, donde se localiza en un área de cuatro mil hectáreas , con uno de los ecosistemas costeros mejor conservados del país.
En el plano submarino, se localiza un arrecife coralino de extraordinaria belleza, virginidad y diversidad de especies, con numerosas esponjas tubulares y abundantes cuevas. Impresionantes además resultan sus playas y selvas compactas, pobladas de pedregales, frondosas palmeras y manantiales de aguas sulfurosas. Las playas vírgenes, entre ellas Playa Larga.
Al paso de nuestra embarcación apreciamos una amplia variedad de peces: manchas de sábalos, júreles, roncos, cajíes y rabirrubias. De vez en vez en los transparentes fondos de este sur contemplamos el movimiento de chernas, barracudas, tortugas, y aislados tiburones. Grandes cardúmenes de peces se refugian en los restos de barcos hundidos entre seis y nueve metros de profundidad.
Este bojeo por el extremo suroeste de la Isla ha sido el primer regalo en el inicio de mi mundo de pescador.
Me cuenta que existe un gran contraste entre el norte y el sur. En el norte, cubierto de extensos pinares, abundan las grandes praderas y los yacimientos de caolín. Es la parte más habitada de Isla de Pinos que posee dos ciudades: Gerona y la Fe, además de pequeñas comunidades dedicadas al cultivo de cítricos, melón y otras variedades agrícolas.
El sur (la mayoría de la población se dedica a la pesca), permanece casi virgen. La zona está cubierta de tupidos bosques tropicales, donde se localizan iguanas de gran tamaño, jutías, palomas rabiche y puercos cimarrones.
Nos aproximamos a la costa donde se observa una gran extensión de arrecifes, que están precedidos de sistemas de camellones y cangilones. Muchos se encuentran en forma de pendiente suave, complejos de grietas y túneles.
En un vaivén circular, el patrón pone proa nuevamente al norte en busca de manjúa. Nos sorprende la noche y anclamos próximos a Punta del Este.
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28 Se trata del Parque Nacional Marino Punta Francés. Las riquezas forestales cumbre actualmente el 56 por ciento de la superficie de Isla producto de las campañas de reforestación y el intenso trabajo por mantener las áreas protegidas donde se conserva el ambiente natural , especialmente en la región sur con bosques semideciduos que unidos a otros complejos de vegetación constituyen la mayor área boscosa del archipiélago de Los Canarreos, sin dejar de mencionar las 556 especies de plantas superiores y 13 de helechos con un endemismo de 105 especies de ellas 3 estrictas de esa zona.

Peces ciegos



Los más experimentados pescadores boniteros consideran que los cachalotes recalan por estos mares de Isla de Pinos debido a que son ciegos.

Amanece. Todo está listo para capturar la manjúa. Navegamos rumbo al Este pero la especie no está muy abundante en la zona.
—Estamos dando palos de ciego —reconoce el patrón.
Decidimos cambiar el rumbo. El tiempo se presenta con olas grandes y vientos fuertes. Mientras Fausto prepara un plato con bonito para el almuerzo, me explica que esa especie pertenece a la familia de los Escómbridos y que es uno de los pescados más exquisitos del Caribe.
—Cuando se consume estamos tomando un alimento saludable y sano, rico tanto en proteínas como en vitaminas A, B, D, y K. Aporta minerales como el calcio y el yodo, esenciales para el metabolismo. No tiene colesterol, y su consumo habitual reduce el colesterol no deseable.
«La pesca de la manjúa es lo fundamental pa’ la captura del bonito. Si no coges manjúa no agarras bonito. Además los bonitos se desplazan en grandes cardúmenes y necesitan nadar continuamente dado que carecen de vejiga natatoria.»
— En mi pueblo, allá en Santa Cruz del Sur, no existe flota bonitera.
—El bonito es un pez de aguas templadas y tropicales. También se captura en la costa este del Pacífico, en la zona tropical del Atlántico, en la región del Mediterráneo y en torno a Australia.
«En Santa Cruz pueden encontrarse cardúmenes de bonito, pero es en Isla de Pinos, La Coloma, y Nuevitas, donde mayor se captura esta especie.
El bonito es de color azul plateado con diminutas escamas y dos aletas dorsales y tiene forma hidrodinámica. La aleta dorsal trasera y la aleta anal van seguidas de varias aletas pequeñas. Puede pesar hasta 10 Kilogramos y alcanzar una longitud de más de un metro.
Durante los meses de verano –junio-septiembre- se producen las mayores capturas del bonito. Esta faena requiere de mucha dedicación, conocimientos y habilidades.
La tripulación aborda varios botes de remos en busca de la manjúa. Una hora más tarde regresa el patrón en uno de los chalanes para recoger la jaula y el chapingorro. Me invita a participar en la pesquería. Pegados a la cayerías calamos el chinchorro y acoplamos la jaula. Comenzamos a acopiar. Pronto toda la especie está en la jaula y el barco se aproxima.
Una brisa fuerte sopla del sudoeste. Es casi media mañana. La brújula marca los 180 grados. Salimos de La Pasa del Vapor rumbo al golfo. Las aguas enfurecidas se precipitan sobre la cubierta. El patrón se dirige a mí.
— Oye, becado, córrete hacia el caramanchel. Puedes caer al agua.
Navegamos con marejadas fuertes en proa. Camino tambaleándome con los pies descalzos sobre la cubierta. Un vacío encuentro en mis pies. Ni el mayor esfuerzo físico puede compararse con los efectos de un mareo en alta mar. Logro llegar a mi camarote y quedo profundamente dormido.
La captura de hoy no ha sido muy buena. En espera de la comida la tripulación aprovecha el tiempo libre con un buen partido de dominó. Aún mantengo los efectos del mareo. Me siento como si estuviera entre la vida y la muerte. Benito, el patrón, trata de darme optimismo.
— No te preocupes, muchacho, en una o dos semanas ya te adaptarás, pero tienes que alimentarte, aunque eches las tripas después. Parece mentira que te vuelvas atrás.
— No te preocupes, Benito, hasta que no cumpla no regreso a Cayo Largo. Además, es mejor ahora que después de graduado. ¡No!
— Claro muchacho. Yo confié en ti.
Los vómitos disminuyen. La cabeza deja de dolerme. Vamos una vez más para el golfo. Estamos en el veril y las aguas toman un color azul fuerte. El veril está muy próximo a los islotes y cayos, precedido de una explanada de escaso relieve y buen desarrollo de gorgonáceos.
— ¡Miren hacia el horizonte! Allá se observa un cachalote—alerto a la tripulación.
—Muchacho, no veo nada—reclama el patrón.
— ¿Ustedes no ven aquel chorro grande de agua que parece una manguera cuando resopla para arriba?
— ¿Dónde?
— ¡Al suroeste!
Observo con los prismáticos el agua expulsada por el cachalote. Benito me explica que en ocasiones dichos cetáceos se ven en lugares tropicales como estos.
—La primera vez que vi un cachalote recuerdo que comenzaba en estas faenas y no conocía nada de eso y me preguntaba qué cosa era debido a lo grande de su tamaño y por tanto humo que expulsaba. Claro que después me explicaron mis compañeros que no era humo, sino agua que lanzaba a la superficie al respirar.
Los más experimentados pescadores boniteros consideran que los cachalotes recalan por estos mares de Isla de Pinos debido a que son ciegos, otros en este mismo barco no comparten esa teoría, pero el Galleguito continúa aferrado al criterio de los peces ciegos.