Apéndice


«El darnos a Isla de Pinos es un acto natural, siempre fue nuestra, cómo nuestro Gobierno puede asombrarse y regocijarse servilmente por este acto de hipócrita justicia.»

Al finalizar la guerra que por muchos años librara el pueblo cubano contra la Metrópoli española y sin que llegáramos a la plena independencia, se firma el 22 de mayo de 1903 el Tratado Permanente que determinaba las relaciones entre la República de Cuba y los Estados Unidos, donde se establecía en su Artículo V, que Isla de Pinos -ya se nombraba de esta manera- quedaba omitida de los límites de Cuba propuestos por la Constitución , dejándose, para un futuro Tratado la fijación de su pertenencia, convirtiéndose en otra violación a nuestra soberanía pues esta isla siempre había sido considerada parte integrante del territorio cubano, al quedar adscripta a la provincia de La Habana, cuando, por Real Decreto de 9 de junio de 1878, se hizo la división de Cuba en seis provincias. «A partir de entonces en el sector agrícola hubo muchas inversiones norteamericanas, regidas por el lema: americanicemos a Cuba. Se desata una verdadera campaña de colonización americana en Cuba. Los colonos yanquis compraron tierras en Isla de Pinos. […]. La preferencia por Isla de Pinos se explica porque en todo momento durante los años la ocupación americana y del surgimiento de la República intervenida, el gobierno de Washington reservó para ocasión posterior la definición del status de Isla de Pinos. Esto se debió al hecho de que en círculos navales y militares norteamericanos dicha isla se consideraba importante desde punto de vista estratégico y se deseaba reservarla para establecer en ellas una o varias bases navales.
«En 1905 se estimaba que en toda Cuba había unos 13 colonos norteamericanos que habían adquirido tierras que representaban un valor de $50 000000. Los colonos de Isla de Pinos se distinguieron por la agitación en contra de las autoridades de la República intervenida. Organizaron un movimiento para no reconocer dichas autoridades, no pagar contribuciones y exigir del gobierno norteamericano que declarara la Isla de Pinos anexada a Estados Unidos. Era un movimiento que coincidía con todas las demás pretensiones de tipo anexionista. El gobierno de Washington en definitiva perdió interés en cuanto a establecer las bases navales en Isla de Pinos; sin embargo, el reconocimiento pleno de que esa isla formaba parte integrante del territorio de Cuba no se produjo hasta el Tratado Hay-Quesada de 1924. »
El 2 de julio de 1903, después de establecida la seudo república, se firma un convenio entre Cuba y los Estados Unidos de América en el que se hacía constar la renuncia del imperio a la Isla pinera. El Senado cubano aprobó el tratado el 16 de julio de ese mismo año; sin embargo los vecinos del norte no lo hicieron hasta el 2 de marzo de 1904, siendo firmado por John Hay, Secretario de Estados Unidos y Gonzalo de Quesada, Ministro de Cuba ante dicho país. Por muchos años, letra muerta. Violada una vez más, fueron las decisiones de pueblos y gobiernos ante intereses políticos y económicos.
Comienza, entonces, la lucha por el cumplimiento de lo acordado y no es hasta el 16 de mayo de 1925, en que por el Tratado Hay-Quesada se aprueba definitivamente, las ratificaciones fueron canjeadas en Washington el día 23 y se publicó el documento en la Gaceta Oficial el 9 de mayo de 1925. Ya la Isla era, oficialmente, nuestra, tan nuestra como podía serlo una República dirigida por procónsules y sostenida por gobiernos títeres al servicio del amo yanqui.
Esta situación fue denunciada por muchos cubanos dignos, entre ellos Julio Antonio Mella, quien se manifestó en contra del «agradecimiento» que se pretendía mostrar por el cumplimiento de lo acordado en dicho Tratado, señalando: «El darnos a Isla de Pinos es un acto natural, siempre fue nuestra, cómo nuestro Gobierno puede asombrarse y regocijarse servilmente por este acto de hipócrita justicia.»
En el transcurso de estos años Isla de Pinos fue habitada por colonos norteamericanos, japoneses, alemanes, italianos, caimaneros y, por supuesto, cubanos, que también vivían en el territorio, quienes se dedican, en lo fundamental, al cultivo de frutas y hortalizas y al desarrollo de la ganadería.
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33 Columna Juvenil Agropecuaria: Historia, Valores Y Contemporaneidad: Luisa Herrera Martínez, Dirección Política MININT. Tomado de: http://www.bnjm.cu/librinsula/2006/enero/108/documentos/documento346.htm
34 A comienzos del siglo XX la Isla de Pinos fue el centro de una disputa con los Estados Unidos, hasta que en 1907 el gobierno norteamericano reconoció la soberanía de Cuba sobre la isla mediante el Tratado Hay-Quesada, ratificado en 1925.

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