Mirar al mar



La Habana del Este es un poblado costero de gente sencilla y cautivadora donde predomina un clima saludable y muy agradable.
A nuestras espaldas las olas del mar se levantan al chocar violentamente con los arrecifes de La Habana del Este. Es de madrugada. En el horizonte se divisan centenares de luces sobre la superficie de las aguas marinas. Corresponden a las boyas de los palangres y a pequeñas embarcaciones que se encuentran en labores pesqueras. La fría hostilidad de la madrugada me golpea y penetra por todo el cuerpo. Octubre se nos presentaba espléndido en esta madrugada un tanto húmeda, un tanto apacible.
La ciudad duerme envuelta en las delicias de la calma y el silencio, con la excepción de algunos trabajadores que se dirigen a sus labores.
En La Habana del Este, moderna ciudad construida después del triunfo de la Revolución cubana, sopla una brisa suave y fresca característica de las costas norteñas en estas horas de la madrugada. Se alzan enormes bloques de viviendas sociales ejecutadas por micro-brigadas de construcción integradas por trabajadores de disímiles actividades.


La ancha avenida de dos vías, dividida por una hilera de cocoteros, le imprime a esta área una extraordinaria belleza. Es un poblado costero de gente sencilla y cautivadora donde predomina un clima saludable y muy agradable.
Nos reconforta a todos disfrutar permanentemente del paisaje: las aguas azules del mar y la brisa fresca que se siente desde que salimos del túnel de La Habana (construido bajo La Rada), al extremo oeste de la ciudad.
La comarca limita al Norte con las aguas del Estrecho de la Florida, al Sur con Guanabacoa, al este con Jaruco y Santa Cruz del Norte y al oeste con la Bahía de la Habana, donde está el Castillo del Morro.
Me cuentan que la ciudad tiene una rica historia: existieron, como en toda la Isla, poblaciones de aborígenes (agroalfareros y preagroalfareros) y ocurrieron conquista y colonización española, encomiendas y esclavitud.
Recuerdo las clases de las profesoras y profesores en relación con ataques de corsarios y piratas, la toma de La Habana por los ingleses, las sublevaciones abolicionistas, la existencia de cimarrones y apalancados, las conspiraciones y guerra de independencia y la tristemente intervención norteamericana. Pero el sitio, devenido después ciudad, tuvo lucha clandestina contra la dictadura, toma del poder por el gobierno revolucionario, medidas populares, alfabetización, reforma agraria y nacionalización de las compañías de Estados Unidos.


Desde esta bella ciudad corremos cada amanecer hacia el este, hacia el Torreón de Cojímar (una extensión de las defensas de La Habana), cuya fecha de fundación apunta al 15 de julio de 1649, cuando quedó establecido el primer asentamiento poblacional del territorio; Torreón que fue destruido en 1762 por los invasores ingleses; pero nuevamente rescatado de las ruinas y convertido en el Castillito de hoy.
Cojímar o Boca de Cojímar se nos presenta como uno de los poblados de pescadores más pintorescos y agradables del mundo, donde se alzan majestuosamente viejos casones.
La ciudad fue muy frecuentada por el escritor norteamericano Ernest Hemingway, y calificada por él como su patria chica.
En un rústico muelle de Cojímar el escritor tenía acoderado su yate Pilar y se inspiró para escribir El viejo y el mar, Adiós a las armas, Las nieves del Kilimanjaro y ¿Por quién doblan las campanas? Ernest Hemingway solía degustar, en el restaurante Las Terrazas de Cojímar, exquisitos platos confeccionados con mariscos.
Dirigimos nuestra vista ahora hacia el oeste, donde se distingue gallardo el Castillo del Moro, fortaleza de leyendas, que anuncia en su faro la señal que da paso al visitante, desde los muros umbrosos de la vieja ciudad hacia las nuevas urbanizaciones allende el mar.
Esperamos la llegada del sol. Ya los cocoteros no son bultos oscuros. Está clareando. Muy cerca de mí, se encuentra Onelio Barzaga Quiroga adivinando el número de la placa de un ómnibus de la ruta 68 que viene bajando la avenida para detenerse en la parada que está frente a la escuela Carlos Adán Valdés. La mayoría de las veces acepta el número del ómnibus. Esa, y hablar de veleros y de navegaciones imaginarias son sus aficiones. Quiere ser capitán de barco, pero no había ingresado en el curso de patrón sino del cultivo de la esponja como yo. No tenemos la edad suficiente para capitanear un buque pesquero.
Hemos arribado al final del curso con muchos esfuerzos, principalmente yo aquejado por las sistemáticas crisis de asma. A veces, para no ser molestado por los instructores, me escondía en el húmedo closet del apartamento donde ubiqué un colchón de muelle que sustituía mi cama tras activarse el timbre, con la complicidad de Santiago Lastre, Miguel Aragón y mi hermano Manuel de Jesús.
Generalmente con la puesta del sol disminuye el asma. Las carreras hasta el Torreón de Cojímar, cuando tengo controlada la crisis, me asientan muy bien. Principalmente me enfermo en las temporadas invernales.
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2 Ya en la segunda mitad del siglo XVI viven y se mezclan en este territorio indios, negros y españoles con la presencia del régimen esclavista. La industria azucarera se inicia en el territorio en 1603 con el primer cachimbo en la zona de Cojímar y se desarrolla de forma ascendente hasta su punto de máximo esplendor en el siglo XIX cuando este territorio llegó a contar con unos 20 ingenios, ubicados en las zonas de Guanabo y Campo Florido. Las acciones bélicas más importantes de la toma de La Habana por los ingleses ocurrieron en La Habana del Este como los desembarco en las cercanías de Bacuranao y Cojímar con la destrucción de sus torreones, la toma de la loma de La Cabaña y del Castillo del Morro. La importante sublevación abolicionista de José Antonio Aponte el 15 de marzo de 1812 que tenía carácter nacional tuvo por centro la zona de Peñas Altas, lugar donde se alzó el propio Aponte y sus más cercanos colaboradores. La Guerra de Independencia de 1895 tuvo gran repercusión en el territorio en el cual ocurrieron hechos importantes como la toma en dos ocasiones del pueblo de Guanabo, el ataque a Campo Florido, la quema de cañaverales, ataques a trenes, desembarco por las costas de 3 expediciones mambisas y otras acciones. Este territorio fue parte del teatro de operaciones militares del Regimiento Habana de Caballería, de la División Norte Noreste, del 5to.Cuerpo del Ejército Libertador. En este territorio combatieron el Mayor General José María Aguirre, el General de División Rafael de Cárdenas Benítez, y el Coronel Néstor Aranguren Martínez, caído este último en La Pita, en los alrededores de Campo Florido. Otro jefe mambí, el General de Brigada Alfredo Rego Alfonso, nació, vivió y murió en Campo Florido, aunque combatiera en la región central del país. También una de las primeras acciones bélicas de la denominada guerra Cubano-Hispano-Norteamericana ocurrió en la zona Norte de La Cabaña. Tres de las localidades del territorio se fundaron durante la colonia: Cojímar (15 de julio de 1649) aunque realmente existía como sitio poblado desde el siglo anterior; Guanabo (26 de julio 1803) y Campo Florido (27 de mayo de 1868).http://es.wikipedia.org/wiki/Habana_del_Este

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