Proa a una Isla mágica



«Aquí la juventud debe darse a la tarea de revolucionar la naturaleza. Pero, además, en el orden social…»

Preparamos las condiciones y pronto formamos parte de la tripulación, compuesta por 10 marineros, incluyéndonos los tres estudiantes y un grumete.
Un atardecer soltamos las amarras.
— ¡Ya, así esta bien!— me dice un marinero tras finalizar la operación.
Despegamos del muelle trazando rumbo hacia Nueva Gerona, capital de Isla de Pinos, situada a 62 millas de Cayo Largo del Sur.
Converso con Benito, el patrón del barco. Es un moreno fuerte. Tiene en el brazo izquierdo una inmensa cicatriz producida por la mordida de un tiburón. Benito es una persona conversadora y con una voluntad que lo hace vencer cualquier tipo de contratiempo, como vencer a la muerte cuando se vio a punto de ser devorado por aquel tiburón. Con él me entero que fue compañero de mi padre allá en La Coloma.
— ¿Así que tú eres hijo de Manuel? ¡Alabado sea Dios! ¡Mira que encontrarme con este muchacho aquí...! ¿Y qué estudias, a ver?
— Por el momento marinería...
— ¡Ah, esa es buena muchacho! Alguien tiene que hacerse cargo del trabajo porque ya nosotros estamos viejos. ¿Así que quieres ser marinero? ¡Ah, el trabajo es duro! Claro que ustedes serán marineros leídos y escribidos... ¿Si tú supieras lo que nos costaba a nosotros poder ir a la escuela? ¡Morirse de hambre! Además, en aquellos tiempos para pescar no era necesario saber leer ni escribir. Ahora por lo menos pongo mi nombre y dos apellidos y leo las cartas de navegación. Bueno eso de las cartas no sé si las sé leer o de tanto utilizarlas ya me las conozco como la palma de mi mano.
—Pero ustedes son muy importantes, sin ustedes nosotros no podríamos ser marineros.
—Ese es nuestro deber enseñarles a ustedes el arte de la marinería. Mira muchacho, la pesca es un trabajo de gusto, porque no es nada fácil. Nosotros tenemos una faena de día y de noche. Por el día nunca tenemos un momento de descanso. Si vamos al cayo nos encontramos con lo mosquitos a cualquier hora y en tiempo invernal, cuando nos lanzamos al agua en busca de la manjúa, el frío nos cala los huesos. Para ser pescador hay que amar el oficio. Al mar tampoco se le puede temer. Al mar hay que saberle dominar para poder andar entre sus olas. A pesar de las complejidades del mar, el hombre pescador nunca se aparta de él. Para ser pescador hay que tener el corazón en el mar. No existe otro secreto. Apréndete eso, muchacho.
Un trueno seguido de la luz de un relámpago interrumpe la conversación.
En el caramanchel de popa está el reloj. Marca las tres de la madrugada. Gracias a la luz dejada por los relámpagos observamos las montañas de Isla de Pinos.
Hay mucha niebla y con algunas dificultades entramos al río Las Casas, en Nueva Gerona. Un guardafronteras nos indica con una linterna para que lancemos el cabo. El combatiente realiza la inspección. Nos despedimos de él y continuamos río abajo.
A estribor se encuentran unas vallas que reflejan en letras grandes y legibles: BIENVENIDOS A MÍ ISLA, TÚ ISLA, LA ISLA DE LA JUVENTUD.
El patrón piensa en alta voz.
— Eso sólo es una consigna. Esto nunca será una isla joven.
Fausto, el cocinero, entre sueños, responde al patrón:
— ¿Quién sabe?
Se tapa nuevamente con la sábana y todo queda como en un sueño.
Pero ya Fidel había expresado en la inauguración de la Presa Vietnam Heroico, el 12 de agosto de 1967, que sí era posible convertir a esta ínsula en la Isla de la Juventud :
« […] dije Isla de Pinos. Pero, ¿por qué lo dije? Porque todavía no es verdaderamente la Isla de la Juventud. […] Esta Isla, que por ahora no la vamos a llamar ni de la Juventud ni de Pinos, porque hay poco de las dos cosas todavía […] si se le llama a esta isla «Isla de la Juventud» tendría que ser con un carácter todavía provisional, como expresión de una intención, como un objetivo, como una meta, como un ideal. Pero todavía no se le puede llamar a esta isla «Isla de la Juventud» en el sentido real de la palabra.
«Y me parece que es subestimar el temple de nuestros jóvenes, subestimar su entusiasmo y su magnífica potencialidad revolucionaria —a más de ser una prueba de ignorancia— el pretender atraer o entusiasmar a nuestros jóvenes sin presentarles el verdadero móvil, lo que a nuestro juicio es mil veces más atractivo para un joven.
«Aquí la juventud debe darse a la tarea de revolucionar la naturaleza. Pero, además, en el orden social ¿cuál es el objetivo, cuál es el ideal de esos contingentes de jóvenes que se mueven hacia acá? ¿Cual debe ser? […] ¿cuál debe ser en el orden social? ¿Qué tipo de vida creen ustedes que debe ser la vida de los hombres y mujeres que vivan en esta región del país?
« ¿Por qué no aspirar a convertir también esta región en la primera región comunista de Cuba?
«Propongámonos no solamente revolucionar la naturaleza, sino revolucionar aquí también las mentes, revolucionar la sociedad, puesto que aquí se presentan condiciones objetivas que hacen factible eso, por ser una región muy poco poblada, por ser una reglón que adquirirá un tremendo desarrollo técnico, por ser una región donde se reúnen para trabajar y para crear un numeroso contingente de entre los más entusiastas de nuestros jóvenes. Propongámonos convertir también esta región —en un futuro, más adelante, pero desde ahora proponiéndonos ese objetivo— en un gran centro experimental social, y donde nos propongamos resolver en la medida de lo posible, como vanguardia de nuestro pueblo, los problemas que implica la idea de crear una sociedad comunista.
«Llamémosla Isla de la Juventud cuando la juventud con su obra haya hecho algo grande, haya revolucionado aquí la naturaleza y pueda exhibir el fruto de trabajo, haya revolucionado aquí la sociedad. Isla de la Juventud con un gran contenido ideológico, con un gran contenido técnico.
«Entendemos que será un trabajo fundamentalmente de nuestra juventud. Y si nuestros jóvenes están en esa actitud, podemos provisionalmente llamarla Isla de la Juventud pero Isla de la Juventud con un gran contenido ideológico, con un gran contenido técnico, con un gran contenido social, y en prueba de la confianza que realmente tenemos de que nuestros jóvenes serán acreedores al derecho —ya no provisional sino definitivo— de llamar a esta región de nuestro país Isla de la Juventud».
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11 En la actualidad los principales renglones económicos de la Isla de la Juventud son: la agricultura, principalmente cítricos; la extracción de mármol; la pesca; y la cerámica utilitaria y artística. También generan ingresos el Centro Internacional de Buceo en el Hotel Colony, y Cayo Largo del Sur.
12 En la Isla de la juventud estudian actualmente jóvenes de 4 continentes, entre los que se encuentran becarios extranjeros del Nuevo Programa de Formación de Médicos Latinoamericanos de Venezuela, Bolivia, Brasil, Argentina y Timor Leste, Timor entre otros. También se forman como futuros pedagogos educandos del Salvador, Honduras, Gutemala, México, Belice, Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador, Antigua y Bermuda, Dominica, Santa Lucía, Barbados, Gabón, Vietnam y Mongolia. Reciben la enseñanza secundaria jóvenes de Sahara Occidental y Argelia.

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