Aromas y azahares



En la Isla coexiste una combinación de plantas autóctonas y exóticas en una especie de selva que crece de manera pródiga.

Una brisa sopla del sur. Aún muchas plantaciones de cítricos están en etapa de floración. El olor a azahares domina el aire en señal de la cosecha de toronjas o el aroma inconfundible de las coníferas, especies que en esta ínsula crecen de manera pródiga.
A la cooperativa retorna la tranquilidad. Terminamos temprano de matar nuestra carga.
Neno, un aprendiz de unos doce años de edad, que forma parte de la tripulación, me invita a recorrer Nueva Gerona.
—Debemos pedirle permiso a Benito— le advierto.
— ¿Tú hablaras con él? Benito te estima mucho.
—Yo le voy a decir que tú me guiarás, que no conozco Gerona.
—Cómo quieras.
Benito organiza unos cabos. Me aproximo a él.
— ¿Puedo hablar con usted?
— ¡Claro!
Le explico el asunto. Me autoriza, pero antes me advierte que tenga cuidado con Neno y que no regrese muy tarde.
Salimos a en busca de la ciudad por un polvoriento camino de tierra. Llegamos al restaurante La Cubanita y al parque de la Cotorra. Muchas luces están encendidas aún sin haber oscurecido completamente.
Llegamos a la calle 39, la más concurrida de la ciudad, de grandes edificaciones rectangulares al estilo de las primeras basílicas. Nos impresionan las arcadas, las fachadas sombrías, los anchos portales y las grandes columnas, que se repiten como expresión del barroco antillano.
Un grupo de jóvenes camina por la avenida principal. Vinieron a la Isla de distintas regiones del país para participar en el desarrollo del lugar. Algunas muchachas nos miran con curiosidad, principalmente a mí que visto el uniforme gris de la escuela Carlos Adán Valdés. En la camisa, a ambos lados de los hombros, están bordados un ancla y un buque pesquero; a su alrededor el nombre de instituto y la ciudad: La Habana del Este.
A estas jóvenes las conocen aquí como las Picolinas, nombre de un diminuto tractor que se introdujo en la Isla y que es operado preferentemente por mujeres: de trece, catorce años y adultas de treinta a cuarenta.
Al llamado de la Revolución acudieron a está ínsula: trabajadoras, desocupadas y rehabilitadas... Mujeres solteras y casadas. Mujeres que aún adolescentes con hijos y divorciadas se encuentran aquí con sus niños.
Los tractorcitos se utilizan en los viveros de cítricos y otros cultivos que se están fomentando en toda la zona. En el año 1966 miles de muchachas y muchachos arribaron a la isla para trabajar, de forma voluntaria en la reconstrucción de los daños ocasionados al territorio por el ciclón Alma.
En distintas áreas de la ciudad se leen unas inmensas vallas que reflejan el empeño: A RECONSTRUIR LO PERDIDO Y AVANZAR MUCHO MÁS.
Estos contingentes forman ahora parte de la Columna Juvenil Agropecuaria, que se constituyó el pasado año 1967. La composición de los movilizados es heterogénea en cuanto a su procedencia social, nivel cultural, origen laboral y preparación política. Se exigen solo dos requisitos: estar dispuestos a permanecer por dos años de forma permanente en la agricultura y, los trabajadores, a renunciar al puesto de laboral y al salario. Muchachas y muchachos que dejaron el hogar, el trabajo, la familia, en busca de un porvenir. Vinieron a las desconocidas y legendarias tierras de Isla de Pinos, como marché yo a los enigmáticos y a veces embravecidos mares del Archipiélago de los Canarreos.
Jóvenes y adolescentes como yo convencidos que nuestras vidas podía dar un giro total y convertirnos en técnicos y profesionales: en mujeres y hombres dedicados a una causa justa y noble.
Tengo la percepción de que la obra de la Revolución nos ha llegado con gran fuerza y nos ha calado en lo más profundo de nuestras almas y nuestros corazones. Había dejado atrás, como estos jóvenes y adolescentes aquella vida sin futuro heredada de la seudo república.
No quería dejar pasar la oportunidad única, quizás, de conversa con algunos de estos jóvenes para conocer sus inquietudes, jóvenes incluso descarriados, sin amparo filial, o procedentes de familias desunidas, padres alcohólicos, presos o delincuentes.
A todos nos han dado la posibilidad real y la confianza de luchar por un futuro mejor y un motivo de vivir.
En la escuela «Carlos Adán Valdés» habíamos dedicado muchas jornadas a estudiar el Diario del Che en Bolivia y su pensamiento creador. Ahora, al ver estas muchachas y muchachos tengo mas clara la convicción de que podemos ser en el futuro hombres de corazón tan sencillo y puro como quería el Guerrillero Heroico, «pero además, un hombre capaz de realizar las abstracciones mentales más grandes para ir descubriendo nuevas cosas que vayan poniendo la naturaleza a disposición de la humanidad, en beneficio de la humanidad.»
El Che dejó grandes influencias en mi persona. Yo también escribo en un diario los acontecimientos más importantes de mi vida: «La revolución ha triunfado hace apenas ocho años y hace solo cinco ha finalizado la campaña de alfabetización. La Isla, como toda Cuba, está enfrascada en la batalla porque la población alcance el sexto grado. La mayoría de estos jóvenes y adolescentes que vemos sonreír en estas calles de Gerona no posee el nivel superior o medio superior e incluso muchos son semianalfabetos, pero reflejan en sus ojos un sentimiento de superación y deseos de participar en la nueva obra que se yergue.»
Nueva Gerona se me presenta impresionante, majestuosa y bella. A la vieja ciudad colonial ahora se le suman los restaurantes Corderito y Cochinito y, el Hospital Héroes del Baire.
Casi al final de la calle 39 están la plaza del Guerrillero Heroico, el Cine-Teatro Caribe y la heladería Coppélia, todas estas obras fueron terminadas o remodeladas el año pasado, en saludo al 26 de Julio. Muchachas y muchachos que después de su jornada en la agricultura o en las vaquerías participan, de forma voluntaria, en la construcción de las edificaciones.
Los ejecutores de Coppélia se inspiraron en la obra de Saint-Léon y Petisa, una de las más famosas piezas del repertorio tradicional de ballet, (basada en un cuento alemán), que se estrenó el 25 de mayo de 1870 en la Ópera de París. Al constituirse el Ballet Nacional de Cuba, en 1948, Coppélia fue uno de los primeros títulos escogidos por Alicia Alonso para integrar el repertorio de la nueva compañía. La obra, protagonizada por Alicia Alonso e Ígor Youskévitch, se estrenó el 28 de diciembre de 1948 en el teatro Auditórium (Amadeo Roldán).
Penetramos al interior de Coppélia. Le imprime gran virtuosismo a la moderna instalación la estatua de la bailarina y el bailarín, que evoca la ingenuidad de los personajes de la historia de amor que se narra en la pieza danzaría.
Hay variedades de sabores. Nos atiende una muchacha mulata. Viste un uniforme a rallas anchas de colores chillones, predominando el rojo. El aire huele a helado de mantecado. Pedimos chocolate. Alrededor de 100 personas están en el amplio local. Ríen y hablan en voz alta. La mayoría de las jóvenes que atiende la instalación procede de diversas partes de Cuba, fundamentalmente del Oriente del país, como los mismos usuarios, salvo algunas excepciones.
Salimos de Coppélia. Desde el puente del puerto contemplamos una vista muy bella del agua y de las casas de madera en su alrededor. El puente está construido con vigas de acero. Muy próximo al puente, se encuentra el restaurante Mar-Init , donde unos jóvenes escuchan música. La melodía sale de una grabadora portátil. La voz es de Roberto Jordán….La chica de los ojos color café… Nos atrapan las canciones y permanecemos unos minutos más bajo el cielo estrellado…Los Pasos, con Ayer tuve un sueño y Los Ángeles, con sus Momentos… Son canciones muy de modas y que diariamente sintonizamos en Radio Progreso.
Tomamos el camino adverso. Pregunto la hora a una señora que está sentada en unos de los bancos, al extremo norte del parque donde se encuentra la iglesia Nuestra Señora de los Dolores, que fue construida en estilo colonial en año 1929. Conversa como una mulata de su misma edad: alrededor de 50 años.
—Las diez de la noche.
—Gracias, señora.
—De nada.
Seguimos caminando rumbo al norte.
— ¿Por qué no visitamos a tu amiga? —me propone Neno.
—No tengo su dirección. Será otro día. Mañana quedamos en encontrarnos nuevamente.
Me había comprometido con el patrón del barco regresar a más tarde a las 10 y 30 de la noche. Ahora retornábamos al puerto bajando por la calle 26. En el espigón se encuentran fondeados muchos navíos, entre ellos: el ferry Jibacoa, el Vía Láctea Segundo y el buque el Pinero.
— En el Pinero —me explica Neno— trasladaron a Fidel Castro y sus compañeros hacia el Surgidero de Batabanó después de ser excarcelados el 15 de mayo de 1955.
Llegamos a nuestra embarcación… Benito aún no se ha acostado. Esperaba nuestro retorno.
El Galleguito sintoniza la radio para escuchar Nocturno . Una melodía me hace meditar. La interpretan Los Mustang: Suspira la niña.
A las doce de la noche nadie queda en la cubierta, pero no puedo conciliar el sueño. Pienso solo en un nuevo encuentro con la muchacha.
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24 Instituto Nacional de la Industria del Turismo (INIT).
25 Programa radial de gran audiencia de la emisora cubana Radio Progreso.

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