Cayo Largo: clima tropical


Los Canarreros es una seductora extensión del Archipiélago cubano compuesto por una inmensa ciénaga cubierta de pintorescos cayos y mangles de diferentes variedades, donde el aire realmente lo percibimos con esa extraña y a la vez hipnotizadora combinación de leves brisas y vientos alisios.
Amanece, y con el amanecer, aparecen los primeros resplandores del sol naciente que nos proporciona un imagen perfecta de estos parajes marítimos. Subo al puente de mando por las escalerillas humedecidas. Todos los camarotes están ocupados por la tripulación. Después que Miguelón cayó al agua no pude dormir. El marinero de guardia está firme en el timón.
— ¿Que van a hacer en Cayo Largo?
— Vamos a realizar prácticas de marinería.
— ¿Prácticas de marinería? ¿Y qué edad tú tienes, muchacho?
— En diciembre cumplo quince años.
— ¿Tú no eres de aquí de La Habana, ¿verdad?
— No, no, yo soy de Santa Cruz del Sur, allá en Camagüey.
— Te doy un voto de confianza. Toma el timón y sigue ese mismo rumbo. Guíate por aquellos cayos.
El marinero me habla de su vida en el mar.
— Yo me crié en la mar. Esto representa mi propia vida. Aquí en mi barco paso la mayor parte del tiempo.
Para disgusto mío, al poco rato el marinero toma nuevamente el timón y cambia de rumbo. Navegamos ahora un poco más al este.
— Muchacho, las profundidades del mar alrededor de estas cayerías tienen desde media metro hasta unos doce o más, aunque al centro del Golfo de Batabanó oscila entre los 6 y 7 metros y el resto es de dos a cuatro, pero en el oeste alterna de diez a doce metros. Las corrientes del Mar Caribe, en los laberintos, han formado canalizos blancos. Sus fondos se ven con facilidad desde cualquier embarcación, porque toda el agua de los Canarreos es así: transparente.
Nos llama la atención la candidez conque se perciben los vientos de ese sur habanero. Generalmente una gran parte del año reina aquí una excelente brisa, aunque no exento de los azotes de huracanes como el ciclón del 26 que dejó huellas en todo el Archipiélago de los Canarreos.
No obstante esos fenómenos naturales, la travesía se realiza hacia o desde la Isla, el Golfo de Batabanó o Cayo Largo del Sur sin la presencia de grandes oleajes, debido a la existencia de esos bajos fondos y leve intensidad de las corrientes marinas.
Durante toda la mañana nos siguen el rumbo los delfines semejando toda una representación danzaría, como si le dieran una amistosa bienvenida al navegante. Las aves marinas, de vistosos plumajes, completan el majestuoso universo y tocan con el pico la inmensidad de las suaves olas en busca de alimentos. Es un encanto que nos regala la naturaleza en este pacifico mar.
También la zona cautiva por la presencia de arrecifes de cresta, principalmente en las aguas profundas o en el mar abierto. La acción de esa barrera coralina, que crece hacia arriba a una altura de dos o tres metros, actúa como una coraza natural que rompe las olas que se desplazan hacia la costa del Surgidero.
La manifestación de pastos de Thalassia testudinum (Hydrocharitales, Hydrocharitaceae) y pequeñas comunidades de Acropora, Milleporas o Diplorias reafirman la belleza originaria en esta esplendorosa extensión del Archipiélago de los Canarreros. De igual forma es frecuente localizar en estos mares del sur el arrecife de Nirvana de gran belleza y prodigalidad.
Los Canarreros es una seductora extensión del Archipiélago cubano compuesto por una inmensa ciénaga cubierta de pintorescos cayos y mangles de diferentes variedades, donde el aire realmente lo percibimos con esa extraña y a la vez hipnotizadora combinación de leves brisas y el soplo de los vientos alisios.
Es temprano. El timonel señala hacia el horizonte un punto oscuro y poco visible por la distancia que nos separa de él.
— ¿Puedes ver aquel cayo?
— Sí.
— Pues hacia él nos dirigimos. Dentro de dos horas estaremos en Cayo Largo.
Cayo Largo del Sur ya se observa con mayor facilidad. A lo lejos descubrimos una inmensa torre,inolvidable para mí, que emerge entre la vegetación.


No es tarea fácil navegar por estos canalizos.
Iniciamos la maniobra de atraque. Es cerca de la una de la tarde. Para casi todos nosotros este es el primer viaje a través de estos mares sosegados y tranquilos del Archipiélago de los Canarreos, el de mayor extensión del territorio cubano.
El canalizo parece que se pierde en el horizonte. Algunas ramas de mangle rojo son arrastradas de sur a norte. La máquina del Cárdena ronronea fuertemente. El timonel pone la marcha atrás y la banda de estribor topa en el muelle de madera y troncos de yuraguana.
— ¡¿Pero qué es esto!?— quedo anonadado.
Cayo Largo del Sur es la zona más hermosa de los Canarreos y de todos los cayos e islotes del norte y sur de Cuba. Es un islote largo y estrecho (su nombre responde a su forma alargada), situada en el extremo meridional de Cuba. Tiene alrededor de 38 kilómetro cuadrados (en su parte más ancha alcanza 6.5 kilómetros y apenas uno en la más angosta) y 27 de largo, de los cuales 25 son de playas de arenas blancas y finas, lo cual evita su calentamiento excesivo. Tiene un pequeño aeropuerto para aviones de poco porte. Este fascinante sitio, que está rodeado por vegetación tupida y extensas áreas de humedales, se caracteriza además por sus transparentes aguas. Los fondos de algunas de sus playas cuentan con poblaciones de corales negros, a 35 metros de profundidad. En el islote la naturaleza muestra un elevado grado de conservación, dotado de grandes barreras coralinas, un perfecto equilibrio entre la flora y fauna, cavernas y barcos hundidos, pues se afirma que entre 1563 y 1784 ocurrieron en la zona alrededor de 200 naufragios.
Muy próximo a Cayo Largo se distinguen atractivos paisajes, fundamentalmente en Cayo Rico, con magníficas riberas; Cayo Iguana, hábitat de esa especie de lagarto inofensivo que da nombre al sitio; Cayo Los Pájaros, dominio escogido por las aves; Cayo Rosario, con gran cantidad de peces. También embelecen Cayo Cantiles y Cayo Sigua en los que se puede apreciar una mágica armonía de flora y fauna. Todas estas maravillas naturales conforman, con la Isla de Pinos, el Archipiélago de Los Canarreos
La brújula de El Patao ubica a Cayo Largo a veintiún grados y 40 minutos de latitud oeste.


Las edificaciones aquí tienen una identidad muy específica y diferente a las del resto de nuestro país, aunque es una muestra de arquitectura cubana. Se destacan varias playas, entre ellas la llamada Sirena, considerada como la más hermosa y de aguas tranquilas y transparentes de color turquesa, con una ubicación que la protege de vientos y oleajes. Llama la atención esa hermosa playa , lugar elegido por centenares de quelonios para desovar en sus apacibles arenas. Afirma el patrón que entre los meses de abril y septiembre en las costas de Cayo Largo del Sur recalan a depositar sus huevos en la arena distintas especies de quelonios, como caguama, tortuga verde y el Carey.
En Cayo Largo la naturaleza muestra un elevado grado de conservación, dotada de barreras coralinas y con el complemento de cayos vecinos donde se desarrollan numerosas especies de la flora y fauna, entre ellas: iguanas, pelícanos y tortugas.
Cuentan los pescadores de la zona que el origen de Cayo Largo del Sur —ubicado al extremo este del archipiélago de Los Canarreos— se remonta a la época de los aborígenes, pues en esa porción de tierra se localizaron restos pertenecientes a la cultura Siboney. También en su segundo recorrido por el Archipiélago cubano, en 1494, el almirante Cristóbal Colon visitó estas cayerías.
Cayo Largo tiene muchas cosas buenas, entre ellas: un clima tropical moderado, una temperatura media de 27 grados Celcius y posibilidades de ascender hasta 28 en el verano, mientras que el benigno invierno muestra valores de hasta 25,4 grados Celsius y las precipitaciones son escasas, donde el 78 por ciento se concentra entre los meses de mayo y octubre. El promedio anual de días de lluvias es de cuarenta. Generalmente las lluvias ocurren entre la tarde y la noche. Predominan los vientos del este.
Pero, mosquito si hay mucho en esta ínsula larga y estrecha, poblaciones de guisazos aferrados a la arena, constantes caminatas a Cocodrilo en los horarios menos deseados y un sargento con psicosis de guerra. El sargento nos imparte clases militares. Le encanta las noches, las madrugadas y los fines de semana. Siempre ve pasar imaginariamente por nuestras cabezas, aviones.
— ¡Al suelo! ¡Avión!
—Sargento, aquí hay muchos guisazos— protestábamos.
— ¡Qué guisazos, ni guisazos! ¡Avión!
Hay que obedecer al sargento sino será peor. Nos sorprende el amanecer rumbo a Cocodrilo, donde está el Hotel Isla del Sur. Los mosquitos nos castigan constantemente. Todo parece indicar que el sargento no siente nada… Nunca se queja, ni de los mosquitos, ni de los guisazos.
A la salida del sol, después del molesto recorrido, vendrá lo peor o se complementará lo peor: abrir trincheras a orilla del mar, en una arena tan fina como el talco.
Ya cuando ha logrado su propósito, que los mosquitos nos picaran toda la madrugada, que los guisazos se nos prendieran de nuestra ropa y nos pincharan la piel, que las trincheras se nos desmoronaran varias veces, entonces vemos en el sargento lo que nosotros más apreciamos de él: su sencillez, amabilidad, humanismo y sentido del humor.
Historia si tiene este hombre aún joven que vino desde la Sierra Maestra, lleno de la gloria y del encanto de la leyenda. Dicen que él no es sargento, sino capitán del Ejército Rebelde, pero por su locura con la guerra le gustan más los grados de sargento, porque sobresalen más. Pueden ser especulaciones, pero también puede ser verdad. Muchos compañeros me instan para que le pregunte. Yo les argumento que ya me han castigado varias veces y no me agradaría provocar al sargento.
—En definitiva tú siempre estás castigado por tus ocurrencias como sentencia Blanquita ¡Un castigo más no se va a ver mal! Después de aquello, ¿qué te podrá asustar?—me dicen.
Yo había abierto muchas trincheras por simples travesuras: navegar sin autorización, con Onelio Barzaga Quiroga, en un pequeño bote de vela alrededor del Cayo o desaparecer mar afuera hasta el atardecer.
— No me van a convencer. Las trincheras que he construido en la playa de arenas finas, me han llevado a la reflexión. Preguntarle al sargento sobre sus grados militares es mucho pedir.
La «salvación» me vino una tarde, cuando arribó al cayo una embarcación. Faltaban tres tripulantes. Es mi oportunidad. Sabía que los maestros, aunque reconocen mis habilidades en el arte de la marinería, también estaban cansados de mis ocurrencias y me apoyarían en la decisión. Todos queremos ir aunque desconocemos las reglas y los peligros que nos asecharan. Por fin se decide en reunión que Gusberto Álvarez, Orlando Cruz y yo seríamos los nuevos tripulantes del barco bonitero 79, construido curiosamente en mi pueblo natal ¡Santa Cruz del Sur!
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6 La fanerógama marina Thalassia testudinum conforma mosaicos de parches vegetados y sustratos libres, constituyendo áreas de alta productividad. Entre sus funciones más sobresalientes está evitar la erosión de las costas, contribuir al enriquecimiento del ambiente donde habita, formando zonas de protección y crianza para invertebrados y peces, estabiliza el fondo marino y representa un área de alimentación para diversos organismos (Randall, 1965; Thayer et al., 1984; Vargas-Maldonado & Yáñez-Arancibia, 1987). Asegura Sergio González que esos arrecifes son los que conjuntamente con esponjas producen un enrejado que se va haciendo denso formando grandes bancos sobre los que se pueden asentar colonias de otras especies de coral o se puede cubrir por pastos de Thalassia testudinum en su parte superior. Estos arrecifes se localizan al sudeste de Cuba, en el Golfo de Guacanayabo y pueden alcanzar hasta 25 m de altura quedando su zona somera entre los 2 y 5 m de la superficie.
7 Las colonias de coral, mediante su capacidad para depositar carbonato de calcio en sus esqueletos, dan origen a colonias de diversas formas y tamaños. Algunas formas son ramificadas, otras tienen formas masivas que pueden alcanzar gran tamaño. La estructura arrecifal está constituida por grandes agregaciones de estas colonias, fragmentos desprendidos y acumulaciones de sedimentos y arenas calcáreas que se originan de los propios corales y de los otros organismos con esqueletos calcáreos que viven asociados a estos. A estas estructuras rocosas se les denominan arrecifes (Goenaqa, 1986). Fuente: Proyecto Caracterización de las Comunidades Arrecifales de Yum Balam.
8 En ese sitio actualmente se encuentra El Jardín Botánico de Cayo Largo.
9 En Cayo Largo del Sur posee fascinantes playas, entre las que destacan: Playa Blanca, Playa Lindamar, Los Cocos, Playa Luna, Playa Tortugas y Playa Sirena, ya mencionada en este texto.
10 Cayo Largo se encuentra a114 kilómetros al este de la Isla de la Juventud, 80 kilómetros al sur de la Península de Zapata y a 30 kilómetros al norte de la Península de Gran Caimán

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