Presentación



Fuimos afortunados de navegar en la adolescencia, por el seductor mar del Archipiélago de los Canarreos durante los últimos años de la década del 60 del siglo XX. Afortunados de deleitarnos o contemplar extático, en aquellas tardes y mañanas soleadas, el hermoso paisaje marino o zarpar a distintos sitios en las noches a veces tenebrosas o a veces iluminadas por una Luna intensamente resplandeciente y plateada.
Es un fascinante recorrido a un Archipiélago a veces verde-azul a veces intensamente azul oscuro. Es un seductor viaje a una Isla Azul en el que podemos apreciar la capacidad extraordinaria que tiene la naturaleza de fascinarnos con sus encantos.
Una expedición marina a bordo de disímiles de embarcaciones pesqueras seguidas por tiburones, gaviotas y cardúmenes de todo tipo de peces para indagar sobre la historia de estas ínsulas que, en junio de 1492, fue trayecto de Cristóbal Colón con sus tres famosas carabelas: La Niña, la Pinta y la Santa María.
Pretendemos mostrar en esta fascinante navegación por acogedores hospedajes naturales ese perfecto equilibrio entre la flora, la fauna, las cavernas y los barcos hundidos habitados por disímiles peces. Barcos hundidos y sepultados para siempre en los aplanados fondos de lodo que propician esa gran pluralidad de maravillosas especies que coexisten en toda esa zona de arena y arcilla de poca profundidad. Sitios de encantos, con grandes dunas arenosas, llenos de cocoteros y uvas caletas, donde predomina un clima saludable y agradable.
Parajes que se distinguen por mantener los mismos atributos que les concedió la naturaleza, con ese elevado grado de conservación; parajes dotados de grandes barreras coralinas en toda esta seductora extensión del Archipiélago cubano compuesta por una inmensa ciénaga cubierta de pintorescos cayos y mangles de diferentes variedades, «donde el aire realmente se percibe con esa extraña y a la vez hipnotizadora combinación de leves brisas y vientos alisios», como apuntamos en el texto.
Aspiramos hechizarlos en esta excursión y convertirlos en protagonistas en el descubrimiento de un paraíso mágico y maravilloso conocido por los Canarreos. Un promontorio que un día el sol, la lluvia y el viento comenzaron a modeladlo.
Rememoraremos los tiempos en que los jóvenes, además de soñar, nos dábamos a la tarea de revolucionar la naturaleza. Queremos que nos acompañen en este andar por una Isla Azul en la que coexiste una combinación de las más descollantes plantas autóctonas y exóticas en una especie de selva que crece de manera pródiga.
Nos sumergiremos en los planos submarinos con el afán de localizar arrecifes coralinos de extraordinaria belleza y virginidad y buscar esa diversidad de especies, esponjas tubulares y cuevas sumergidas.
Viaje a la Isla Azul es la invitación a recorrer, en medio del embrujo, esos parajes prácticamente vírgenes, elegantes y espectaculares de la Reina de las Antillas. Como escribió el cronista español Antonio Perpiñá en el siglo XIX: «país de las palmas, de las brisas y de los perfumes […].la frondosidad de sus bosques, la hermosura de sus aves, lo pintoresco de sus montañas, lo sorprendente de sus cuevas, y lo ameno de sus esteros y de sus oasis sembrados en sus mares formando archipiélagos deleitables, bellos y encantadores».
El autor
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1 Antonio Perpiñá: El Camagüey viajes pintorescos por el interior de Cuba y sus costas. J .A. Bastinos, Barcelona, 1889, p., 7.

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